San Juan.- Un escenario como el que vive Escocia en la víspera del referéndum de independencia, con la mitad de la población apoyando esa opción, es inimaginable hoy en Puerto Rico, donde la crisis económica, la cultura del "mantengo" y la educación han erosionado el independentismo.

Así coinciden en apuntar los expertos puertorriqueños consultados por Efe, que señalan que Puerto Rico, al igual que Escocia, puede considerarse una nación en sí misma, pero creen que en la isla caribeña falta "verdadera voluntad" para buscar la soberanía.

"Tanto Escocia, con sus raíces celtas, como Puerto Rico, con la cultura española como matriz, tienen una fuerte identidad como nación", explica a Efe Lajos Szászdi, experto en relaciones internacionales.

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El profesor en la Universidad Interamericana de Puerto Rico afirma que este Estado Libre Asociado a EEUU se puede considerar una "nación" -no un Estado- que "se diferencia de sus vecinos cubanos o dominicanos", y desde luego de sus "conciudadanos" estadounidenses.

"Es una nación no soberana, igual que Escocia", pero, dice, "los puertorriqueños se han acostumbrado a EEUU y a vivir del mantengo con los miles de millones de dólares que ese país inyecta anualmente, hasta el punto de que muy poca gente trabaja y hemos perdido una economía propia que nos garantice el futuro en un escenario de independencia".

De esa misma opinión es José Rivera, profesor de Relaciones Públicas en la Universidad pública de Puerto Rico, quien defiende que sin una economía autosuficiente, la isla caribeña nunca podrá elegir sobre su futuro, "ni siquiera su anhelada anexión a EEUU, porque no van a querernos si de entrada ya somos mendigos".

"En la época española Puerto Rico era un potente exportador de azúcar y cacao. Luego se abandonó la agricultura y ahora es más rentable cobrar el cheque del desempleo que recoger café, pese a que crece solo en esta fértil tierra", resume Szászdi.

El Producto Interior Bruto de Escocia, con 5,3 millones de habitantes, ronda los $235,000 millones de dólares; mientras que el de Puerto Rico, con 3,6 millones de habitantes, está cerca de $127,000 millones.

Desde el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Jesús Pizarro asegura que los independentistas de ambos territorios "demandamos el derecho de libre determinación", ya que "deseamos decidir nuestra forma de gobierno y perseguir nuestro desarrollo económico, social y cultural sin injerencias externas".

"Los independentistas de Escocia y de Puerto Rico decimos que sólo en la independencia se podrá garantizar una democracia plena con representación digna en los foros internacionales que abogue y defienda los intereses nacionales", añade.

Sin embargo, según Rivera, mientras que en Escocia se cuestiona si se quiere mantener un vínculo con Inglaterra, en Puerto Rico está claro que sí se quiere conservar el existente con EEUU.

"Aquí la duda es si se quiere estrechar más ese lazo (la anexión o estadidad que busca el principal partido de la oposición) o si se quiere dejar más o menos como está (lo que quiere el partido en el poder)", explica. En la consulta no vinculante de 2012 la independencia sólo contó con un 5,5 % de votos.

Esa caída del independentismo puertorriqueño, que en los 40 era mucho más popular, se debe en su opinión a varios factores, entre ellos la represión desde ámbitos políticos que buscaban acercarse más a EEUU y "la falta de sentido de patria en la educación".

A ello se suma "el tremendo desarraigo del puertorriqueño", derivado de la "frustración" por la falta de perspectivas económicas y por el "hastío" ante el "estéril debate" en que se ha convertido la cuestión del estatus político.

Ambos estudiosos coinciden en que un escenario como el escocés sólo sería imaginable si EEUU cortara de pronto la inyección de fondos a Puerto Rico y acabara con la "cultura de dependencia total".

"Eso obligaría a buscar una economía autosostenible, que podría hacer creer al puertorriqueño que es autosuficiente y que no necesita a EEUU", apunta Szászdi.

Sin embargo, Rivera señala que antes de eso se produciría "un éxodo masivo a EEUU, mucho mayor del que ya se está produciendo", gracias a que los puertorriqueños tienen la ciudadanía estadounidense.

"La autosuficiencia es clave, en Escocia y en Puerto Rico", defiende Rivera, mientras que su colega insiste también en la importancia del "orgullo patrio" del que cree que adolecen los puertorriqueños, "más orgullosos de tener la ciudadanía estadounidense que de ser boricuas".