Los vientos podrían constituirse en el enemigo número uno en Puerto Rico de la siembra de nubes, proyecto que pese a las críticas va a continuar  con la esperanza de que provoque precipitación sobre las cuencas de los embalses  de Carraízo, La Plata y Cidra.

Ayer, la empresa Seeding Operations & Atmosferic Research  (SOAR) llevó a cabo otra misión, entre las 7:00  a.m. y las 8:15 a.m. 

Lanzó tres bengalas de químicos sobre la zona de la cuenca de Carraízo e informó de un aguacero posterior al evento, cuya magnitud la empresa no pudo precisar, dio a conocer la portavoz de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), Norma Muñoz.

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El Servicio Nacional de Meteorología  (SNM)   informó  de lluvias sobre la zona de Carraízo desde las 12:00 de la medianoche de ayer hasta horas de la tarde, pero no pudo especificar si hubo precipitación  en el periodo cercano a la inyección de las nubes.

Esfuerzos anteriores de SOAR no habían dejado lluvias asociadas que pudieran vincularse al proyecto piloto.

El reconocido científico ambiental Neftalí García dijo que la probabilidad de que la siembra de nubes genere lluvias abundantes “es bajita”; que se ha encontrado que la iniciativa -en países de clima  templado-  solo puede aumentar la producción de lluvias entre un 5 a un 15 por ciento.

La empresa encargada de provocar las lluvias tiene que escoger  nubes que contengan bastante humedad y, según García,  para que se genere lluvia en la cuenca de Carraízo y la parte alta de La Plata el viento tiene que venir del noreste.

Esas  cuencas están al suroeste de El Yunque, zona que  aporta un efecto de enfriamiento que ayudaría a la formación de las lluvias.

La siembra de nubes comenzó en la Isla  sin que se le informara con anticipación a los puertorriqueños, decisión que hasta el propio gobernador Alejandro García Padilla criticó.

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“No hay ninguna razón que yo conozca por la cual no se deba divulgar (eso)”, dijo  cuando se le preguntó si se justificaba que el Servicio Nacional de Meteorología (SNM) no supiera los detalles de un proyecto que llevaba más de 20 días.

“Si ha habido una mala comunicación o alguna información que no se haya suministrado, se corrige, se provee”, reaccionó  la portavoz de la AAA.

Muñoz indicó que en la conferencia de prensa del 5 de agosto el presidente de SOAR estuvo allí, el director de Meteorología también “y hablaron”.

Sostuvo adicionalmente que desde el 11 de agosto el meteorólogo de SOAR le ha estado enviando informes al SNM de las misiones que planifican.  El momento exacto, dijo Muñoz,  no se lo puede  informar porque la condición alrededor de las  nubes es impredecible.

El ambientalista Arturo Massol reiteró que el contrato con SOAR nunca se debió firmar; que “no hay nada que justifique un contrato para botar dinero del pueblo”.

 “Lo que en un principio eran dudas sobre la naturaleza de esta propuesta, ahora queda confirmada. Aquí no hay participación científica (de parte de profesores de la Universidad de Puerto Rico)  y agencias críticas como el SNM no estaban informadas”, apuntó el biólogo.

El gobernador sostuvo  que “hay expertos que señalan que ese mecanismo (el de  la siembra de nubes) funciona (y)  hay expertos que cuestionan ese mecanismo”.

“Lo cierto es que los embalses están secos… y lo peor que podemos hacer es no hacer nada”, acotó.

Sobre el uso del yoduro de plata en las bengalas,   García dijo que este tiene una solubilidad bien baja; que cuando caiga  al terreno y a los cuerpos de agua no habrá una concentración alta de plata.

“No debe generar problemas”, sostuvo.

 El  cloruro de  calcio tampoco representa peligro, indicó el científico ambiental.

En cuanto a los profesores de la UPR que ya no participarán del  proyecto de las nubes, García dijo que aparentemente los utilizaron “como una cortina de humo, como una mampara para darle aire de cientificidad al asunto”.