Aunque su nombre oficial es el Salón Leopoldo Figueroa, algunos lo llaman el Salón de los Muertos por los velorios de legisladores, exlegisladores y de conocidas figuras de la arena política del País que se han dado allí. 

Incluso, el recinto en mármol, que se caracteriza por su intenso frío, siempre ha estado relacionado con cuentos de empleados que trabajan en mantenimiento hasta altas horas de la noche y dicen que escuchan ruidos extraños en su interior.

El histórico salón, que ubica frente a la Rotonda, en el primer piso del Capitolio, será desde ahora y al menos hasta julio próximo, el nuevo hemiciclo del Senado.

Curiosamente, en el salón se ubicó por primera vez el Senado, en 1917, y en un momento también operó el Tribunal Supremo.

En los pasados días, el hemiciclo senatorial fue desmantelado en lo que se realizan obras de restauración.

Ayer, empleados de la Superintendencia del Capitolio trabajaban a todo vapor para dejar listas las 30 bancas de los senadores y senadoras en el hemiciclo provisional. A la entrada del salón fueron colocados escalones y alfombras rojas.

Por el espacio, que es mucho más reducido, las bancas están casi pegadas. Los senadores tampoco tendrán al lado el llamado Salón Café.

“Aquí estarán un poquito más juntitos, pero no revueltos”, exclamó el superintendente del Capitolio, Wilfredo Ramos. 

Los senadores y senadoras debatirán las medidas desde el nuevo espacio a partir del martes que es la próxima sesión a la 1:00 de la tarde. Mientras tanto, en el segundo piso el viejo hemiciclo luce desolado con varios andamios y mallas que fueron colocadas, luego que el 23 de junio de 2015, en plena sesión, colapsó parte del techo del histórico recinto.

En aquel momento la sesión del Senado fue interrumpida abruptamente por un estruendo y varias personas gritaron al ver caer los pedazos y fragmentos de yeso del histórico edificio. Nadie resultó herido en el incidente.

Ramos dijo que “más que una remodelación es un trabajo de restauración” en el techo. Indicó que desde 2002 se sabía que había que hacer una reparación de urgencia por el deterioro de los anclajes.

“La pasada administración no hizo nada y por protección y seguridad decidimos improvisar un hemiciclo y esperamos reparar esos anclajes en dos o tres meses”, sostuvo. 

Ramos, sin embargo, no pudo dar un estimado del costo de las obras. En torno al hemiciclo improvisado, alegó que no tuvieron que hacer una inversión. “Es una alfombra barata y lo que hice fue utilizar materiales que teníamos en el almacén”, dijo.

El secretario del Senado, Manuel Torres, indicó que de forma provisional “se han trasladado los espacios de trabajo al Leopoldo Figueroa, proveyéndole a los senadores y a los visitantes el que se puedan continuar los trabajos legislativos y a su vez permitir que se realice la rehabilitación correspondiente”.