Emmanuelli Algarín no es una figura pública. Es solo uno de esos puertorriqueños que sudó la “gota gorda” para lograr un grado doctoral en medicina dental, por encima de los retos académicos y económicos que le tocó enfrentar con tal de serle fiel a su sueño de convertirse en dentista. “No sé cómo lo voy a pagar, no tengo idea, pero yo quiero ser dentista”, se decía.

Primera Hora contó su historia de superación en el2014. Hoy, casi tres años después de aquella entrevista, Algarín, logró arrancar su práctica privada, junto con un dentista, mientras cursaba una maestría en Salud Pública, fungía como asesor en asuntos estudiantiles en el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) y daba charlas de superación en escuelas y universidades. También ha tenido la oportunidad de ejercer en otros estados de Estados Unidos, por mucho más dinero, pero decidió quedarse porque quiere “aportar aquí”.

Pero lo que no estaba en su panorama era la propuesta que le haría el entonces candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático (PPD) en las elecciones de 2016, David Bernier, de iniciar juntos una clínica en medicina dental.

“Bernier me hizo el acercamiento… Él me dio la llamada de que le interesaba que nos asociáramos para correr la oficina (de un médico que se retiró). Yo acepté y arrancamos dese el 6 de febrero la aventura”, comentó Algarín a Primer Hora.

“Es un honor que me haya escogido a mí… Una persona que era capaz de dirigir un país, me escogió a mí para ser su socio, de tantos dentistas que hay”, expuso.

El nombre trajo consigo un aumento en el número de pacientes, incluso antes de que iniciara la promoción en la página de Facebook Dentista Dr. Emmanuelli Algarín / Dr. David Bernier, donde el pasado 28 de marzo hicieron su primer Facebook Live.

Sin embargo, el privilegio de ser socio del también pasado presidente del PPD viene con una responsabilidad bien grande, confesó. “Mucha gente va a esperar más de uno. Esperar mucho de la oficina. Y siempre alguien va a tener alguna crítica, pero tratamos de que sea constructiva. Cargar con el peso del nombre de David Bernier en la espalda es una responsabilidad, es una responsabilidad que él me dio… Es un reto nuevo que acepté. Ya estoy acostumbrado a los retos y a las cosas así. Dije que sí sin ningún miedo”, apuntó.

Algarín conoció a Bernier durante una reunión de pasados presidentes del Consejo General de Estudiantes del RCM, posición que ocupó en el 2013. 

Así las cosas, empezó la aventura. “Una aventura porque es algo nuevo que no esperaba y de la mano de él es un reto”, expuso.

“¡Quiero conocer al coloraíto bello!”

Y de un momento para otro, Algarín estaba en la sala de descanso de una nueva oficina compartiendo un café con Bernier.  “Estamos disfrutando. Somos un equipo. Todos los días hablamos de la oficina, nos rendimos cuentas. Uno de los temas que menos hablamos es de política. Hablamos de béisbol, baloncesto… y la política se menciona porque es una vocación de servicio, pero no es lo que respiramos a diario en la oficina”, expuso.

Y una de las razones por la que hablan de política, es porque los propios pacientes traen el tema.

“Las señoras mayores son las mejores. ‘Quiero conocer al colaraíto bello. ¿Dónde está?’”, mencionó.

También hay gente que le dicen que “lo mejor que hizo fue salirse de la política porque él es muy bueno para la política, eso lo dicen a cada rato”.

Agregó que “a él le gusta el café aguao y a mí me gusta fuerte”.

El junte provocó que Bernier compartiera la historia que se le hiciera en el 2014 para que la gente supiera quién era “el otro doctor”. Volver a ver su historia, dijo, le trajo recuerdos. “A donde he llegado. Y yo espero seguir en la vida creciendo. Me recuerda el mucho trabajo y esfuerzo que pasé para lograr mi doctorado y como he seguido trabajando para que todo siga en ascenso… He tratado de seguir desarrollándome profesionalmente y académicamente”, expuso. 

“Las oportunidades están ahí. Muchas veces uno se limita por lo económico o personal, pero están ahí. Hay que encontrarlas y aprovecharlas al máximo… Tener un plan y seguirlo. Yo quiero que vean a través de mí que se puede. Y hay gente con historia peores que la mía. Desde que salió la historia hay muchachos que han querido ser dentista. Y me dan las gracias por las palabras. No gano nada con eso, solo satisfacción. No hay dinero que pague eso de haber logrado un cambio en la vida de otras personas”, agregó.