El más reciente caso se reportó el sábado cuando un empleado supervisor sufrió una descarga eléctrica. El viernes, un obrero cayó de un poste y sufrió lesiones leves. Antes, otro obrero sufrió heridas graves en un pie luego que se lo pillara un gato de seguridad de un camión.

“Los compañeros están trabajando muchas horas. Se supone que en emergencias se trabaje turnos de 12 horas y después del sexto día tienes que descansar obligatoriamente. Y eso no está sucediendo”, afirmó con evidente preocupación Walberto Rolón, secretario de salud y seguridad de la UTIER. 

“Eso se supone que sea así, que tomen ese descanso. Hay que bajar una orden tajante de la Autoridad. Los obreros están trabajando más”, insistió el líder obrero, destacando que muchos tratan de reparar la mayor cantidad de averías para poder llevar cuanto antes la energía eléctrica a las personas que no la tienen y que están cada vez más enojadas por esa situación. 

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“Ahora estamos en el momento más peligroso. Estamos energizando (el sistema), comienza la presión de la gente, de los políticos. Y los compañeros están cansados. Tú puedes tener la mejor intención, pero los reflejos no son los mismos”, reclamó Rolón. “Hay algunos que han tomado el descanso. Pero hay compañeros que han trabajado corrido desde que empezó la emergencia (hace ya 10 días)”. 

Sobre el accidente del viernes, Rolón detalló que considera que ocurrió por no hacer una planificación adecuada, en combinación con el cansancio. 

“Fui al área del accidente. Él trabaja en servicios técnicos de Monacillos, y eso fue en la urbanización Milaville García, en la calle Quenepa 106, aproximadamente a las 9:43 de la noche. El grupo de trabajo estaba remplazando una línea secundaria. El poste había cedido después del huracán. En la mañana una grúa lo había enderezado”, explicó. “Los compañeros se disponían a remplazar la toma de la residencia. Él estaba en el poste, pero le dio tiempo a cortase el cinturón y tirarse. Cayó como de 20 pies”. 

“Pero está estable. Lo dieron de alta esta madrugada”, agregó Rolón. 

En el accidente ocurrido en San Germán, no hubo tanta suerte, “otro compañero, bajando los gatos del camión, lo pilló en una pierna. Gracias a Dios que tenía botas de seguridad, porque si no le parte la pierna. Comoquiera, le aplastó el pie, le fracturó los cinco dedos y le explotó por la parte de abajo del pie. Le tomaron 40 puntos”, describió Rolón.

Sobre el más reciente accidente, que involucró al supervisor, la AEE indicó por escrito que el empleado sufrió quemaduras de segundo grado en el brazo, antebrazo y parte su rostro, mientras realizaba labores de restablecimiento del servicio eléctrico en un sector de Trujillo Alto.

“En estos momentos Pedro De Jesús Rosario, que se desempeña como supervisor de líneas ingreso, se encuentra en condición estable tras recibir la descarga eléctrica indirecta y está recibiendo atención médica en la Unidad de Quemados del Centro Médico de Río Piedras. Confiamos en su pronto restablecimiento y exhortamos a todos nuestros trabajadores de campo a continuar tomando las medidas de seguridad para proteger la vida en este momento de intenso trabajo”, se indicó.

El líder obrero expresó particular preocupación porque a raíz de nuevas leyes y otros cambios recientes, el obrero accidentado podría quedarse sin protecciones y hasta perder su empleo.

“Con la ley 66, ya no tenemos la licencia de accidentes que teníamos por convenio colectivo. En casos como estas lesiones, la primera parte inhumana es que le retienen el empleo por un año solamente. Luego del año, perdería su plaza”, afirmó. 

“Además, ahora para cumplir con el plan fiscal de la Junta, le eliminan una gran parte de las horas de enfermedad a los obreros. Si no las agotas a diciembre 31 las pierdes. En la autoridad las horas que acumulabas las podías usar para jubilarte o te las pagaban, era una alcancía. Ahora este compañero, le quedan 19 días, y después él va a dejar de cobrar. Se afecta él, se afecta su familia. Es un caso grave”, insistió. 

Según Rolón, al quitar los beneficios de licencias de accidente y otros más, eso empujó a que mucha gente con experiencia se jubilara, y eso se está viendo ahora tras el paso de Irma. “Se fueron alrededor de 1,600 compañeros, gente experimentada. Y no se han remplazado. La UTIER ha pedido que se entrenen nuevo personal, que se recluten de emergencia, que se hagan escuelitas de desganche, de celadores”, dijo. 

Rolón afirmó además que entiende tras la emergencia no ha habido una buena coordinación y eso ha influido en la demora al reponer el servicio a los clientes. 

“En la cuestión política. Hay que preguntarse por qué San Juan lo dejaron para lo último. No fue hasta el octavo día que empezaron a mandar brigadas para patrullar los alimentadores, las líneas, para ver en qué condiciones se encuentran”, criticó Rolón, quien afirmó que no se identifica con ninguno de los dos partidos mayoritarios, y tampoco mencionó que militara para algún otro partido. “Se supone que eso lo hagan en cuanto pasen los vientos. Eso debió hacerse desde el jueves por la tarde. Es un trabajo que en estas emergencias hacen los supervisores. Quizás mandaron alguno antes, pero el grueso no lo hicieron hasta el octavo día, que trajeron la gente de Aguadilla, Ponce, Mayagüez. Se ve la costura política”. 

“Por eso decimos que hay acciones que están haciendo a propósito, para que el servicio falle, para que la gente se enfogone, y así justificar la privatización”, condenó. 

El líder obrero también condenó la falta de mantenimiento al sistema eléctrico, y se preguntó dónde está el dinero que se cobró a los clientes para tales fines. 

“En el 2016 crearon la Comisión de Energía para regular la Autoridad, pusieron un impuesto de 1.2 centavo por kw/h a la factura. Eso iba a generar $200 millones al año, que se iban a usar en el mantenimiento del sistema de transmisión y distribución. ¿Y qué pasó? ¿Dónde está ese dinero?”, cuestionó, reiterando que un buen mantenimiento habría minimizado los daños que se están viendo ahora.