Cientos de libros fueron tratados como basura ayer en la mañana, luego que fueran botados de una escuela elemental de San Juan, ante la indignación de vecinos que no conseguían explicarse cómo es que no se podía encontrar un mejor destino a ese material educativo.

El lío con los libros comenzó el viernes, cuando  fueron sacados y colocados a la intemperie frente a la escuela Emilio E. Huyke, en Altamesa, San Juan. Una imagen de esos libros llegó a las redes sociales y, como podría esperarse, se desató el enojo.

Según vecinos del lugar, el sábado, unas personas llegaron a la escuela, intentaron forzar una entrada trasera y al no conseguirlo terminaron rompiendo a martillazos el candado de la puerta principal de la verja, y volvieron a entrar los libros al plantel. En el pasillo de entrada, colocaron una puerta para que no se viera el montón de ejemplares desde la calle.

Ayer en la mañana, a eso de las 7:00 a.m., apareció más gente, y un camión de basura del municipio de Cataño.

Uno tras otro, los libros fueron arrojados al camión de basura, para luego ser triturados, como muestra un vídeo obtenido por Primera Hora.

En algún momento, llega al lugar una patrulla de la Policía, pero la operación de destrucción continúa.

Entre los que cargaban los libros, se puede ver al menos una persona que parece ser un menor de edad.

“Se enteraron por lo que salió en las redes sociales y esta mañana (ayer) vinieron unos camiones del municipio de Cataño,  y se llevaron todos esos libros”, dijo visiblemente molesto Santos Morales.

Describió que luego que tiraran los libros afuera el viernes, “el sábado vino un empleado del DE (Departamento de Educación) y otro que dijo que era profesor, y dijeron que se enteraron por las redes sociales, y que les preocupaba que se entera la prensa”.

“Abrieron los portones a martillazos, y metieron los libros adentro. El empleado estaba todo el tiempo llamando por teléfono y sacando fotos. Y hoy (ayer) llegaron a las 7:00 de la mañana y viene el ‘truck’ del municipio de Cataño a recoger todo lo que se había visto en las redes. Eran cientos de libros, muchos de ellos nuevos”, afirmó Morales, agregando que la situación “me tocó de cerca porque mis hijos estudiaron ahí. Mis tres hijos son producto de escuela pública y los tres son profesionales, una contable, una trabajadora social y el varón es contable también”.

María de los Ángeles Rodríguez, también vecina del lugar, confirmó lo dicho por Morales, y se unió a la condena por lo ocurrido.

“Eran casi todos libros nuevos. Y eso lo pagamos nosotros, el pueblo. Había libros que nunca los habían abierto. Y los tiran a la basura. Ni siquiera los reciclan”, dijo en tono molesta Rodríguez.

La mujer agregó que fue maestra y sabe que hay otras escuelas que necesitan libros. “No me puedo explicar cómo tiran eso a la basura. Porque cuando trabajé en el gobierno, para decomisar algo había que llenar como 60 papeles. Pero esta gente bota las cosas como comerse un limber”.

Ambos vecinos informaron además que en la misma escuela ya botaron a la calle “expedientes con todo y los nombres, tarjetas, armarios, archivos, escritorios, estufa, neveras, pupitres, sillas de maestros, televisores, computadoras. Todo eso se botó”. 

Responsabilidad del director

El Departamento de Educación, a través de su directora de prensa y comunicaciones, Yolanda Rosaly, explicó en declaraciones escritas que la escuela ya no pertenece a la agencia, sino que “fue consolidada el año pasado. La misma fue adjudicada a una entidad y la compañía que se encontraba limpiándola puso los materiales fuera de la escuela”.

“Las fotos de los materiales fuera de la escuela de la región de San Juan fue puesta en redes sociales. De inmediato llegó a las manos de personal del DE, el que se comunicó con el Director Regional de San Juan, profesor Eluterio Álamo, quien enseguida se personó al plantel junto a sus hijos para recogerlos. El lunes serán llevados al DE y se realizará el proceso correspondiente”,  agrega la comunicación. “Los libros son antiguos; la publicación de los libros va desde el 1980 hasta el 2006, antes de que se crearan nuevos estándares para la utilización y manejo de los materiales”.

A preguntas de este diario, la portavoz dijo desconocer los detalles de lo ocurrido. Agregó, no obstante, que “hay un protocolo establecido para disponer de los materiales. Fue y es responsabilidad de los directores escolares hacer un inventario y supervisar que los materiales se empaquen y sean llevados a dónde corresponde”.

“El director o directora era el responsable de dejar esa escuela vacía y que todos los materiales se manejaran de la manera correspondiente, según las indicaciones oficiales para las escuelas consolidadas”, dijo.

Explicó que los materiales “se llevan a otra escuela, se decomisan o se almacenan”, y aclaró que “cuando el director supervisa el empaque, lo debe dejar identificado” para saber a dónde irá. Agregó que el DE tiene “una división que se encarga de revisar para hacer el decomiso como corresponde. También hay un protocolo para eso”.

El municipio de Cataño no tuvo que ver

Al alcalde de Cataño, Félix Delgado Montalvo, le tomó por sorpresa conocer que uno de los camiones de recogido de basura destacado en su municipio aparece en el vídeo que documenta el desecho de libros de la escuela  Emilio E. Huyke, en Altamesa, en San Juan, lo que catalogó como una “imprudencia” de la compañía que tiene contratada para estos fines.

“Es una imprudencia de la empresa privada que está contratada (por el municipio para el recogido de basura) no notificarme de antemano. El Departamento de Educación se comunicó con Waste Collection para que les hiciera el favor de recoger los libros. Uno puede entender que lo llamen, pero no puede pasar que utilicen los camiones rotulados con el municipio. Esto no puede volver a pasar”, explicó el alcalde a Primera Hora.

Delgado Montalvo informó que Waste Collection se encarga de proveer los camiones rotulados y el personal para recoger los desperdicios de Cataño y que velará porque “ese favor no se le cobre al municipio”.

Reitera que fue una donación

Mientras, el licenciado Oscar Santamaría, propietario de Waste Collection, reiteró que el servicio se ofreció sin costo, “como una donación al Departamento de Educación”.

“El Departamento de Educación nos pidió el sábado la colaboración de recoger unos libros… Fue un servicio gratuito, donde utilicé camiones privados que no envuelve un fondo público, como lo he hecho en el pasado”, reiteró Santamaría, quien tiene contrato con otros municipios.

Añadió que tampoco hubo personal de Educación o del municipio de Cataño en la operación del recogido de libros.