Ramón Méndez esperaba el momento en que pudiera quedar sólo, ir al baño por necesidades fisiológicas y encontrar la oportunidad de satisfacer otra necesidad, la de recuperar la libertad. Para eso, con sumo cuidado y evitando ser descubierto, se había tragado la llave de las esposas que le había colocado la policía.

Pero lo descubrieron. Una placa del tórax dejó en evidencia que había algo raro en su cuerpo. Y cuando los técnicos se acercaron a mirar la placa, vieron que el preso se había comido la llavecita.

Tras haber sido procesado con prisión el fin de semana pasado, Ramón Eduardo Mendez Fialho ingresó al "Centro de Diagnóstico y Derivación", que está ubicado en la ex Cárcel Central, pleno centro de Montevideo.

Luego de ser evaluado, las autoridades carcelarias decidieron que Ramón fuera a la "Unidad Nº 4 Santiago Vázquez", lo que se conoce como el "Comcar". La sorpresa se produjo cuando al ingresar a esa cárcel y pasar por el instrumento "Body Scanner", detectaron la avivada del preso. Ese es uno de los dos que forman parte de los controles técnicos con que fue dotada la nueva revisoría del establecimiento.

El Ministerio del Interior comunicó que el personal de la Guardia Republicana "detectó que un elemento extraño estaba en su estómago". En la foto puede verse claramente que se trataba de una llave de esposas que el recluso se tragó, según las autoridades "con la finalidad de expulsarla en algún momento y tenerla en su poder".

Para el Ministerio del Interior, "las opciones son dos, o la guardaría para usarla cuando fuera nuevamente esposado y poder escaparse o la comercializaría dentro de la unidad". No está claro en qué momento y de qué forma, el preso pudo hacerse de la llave, para llevarla a su boca y tragarla.

El Subdirector de Seguridad en Santiago Vázquez, Orestes Leles Da Silva, dijo que "toda la tecnología aplicada a la seguridad es bienvenida más en un sistema penitenciario, como lo es Santiago Vázquez o Libertad". Eso, porque justamente en Uruguay hay una cárcel que se llama "Libertad". Fue un centro de reclusión de presos políticos y ex guerrilleros durante los años setenta y hasta 1985. Hoy está lleno de presos de delitos comunes, muchos de los cuales, son por narcotráfico.

"En otros momentos, si una persona ingresaba al establecimiento habiendo ingerido algo como en este caso, una llave de esposas que es algo metálico, no se detectaba. Hoy gracias a este sistema sale claramente en la imagen exploratoria, el scanner también detecta distintas sustancias prohibidas", explicó el oficial a cargo de la seguridad.

Las autoridades destacaron que "este Body Scanner se encuentra funcionando hace más de un año en el Instituto Nacional de Rehabilitación, Unidad Nº 4 Santiago Vázquez y en la Unidad Nº 3 Libertad".

 Agregaron que "esta tecnología de punta -que también está instalada en Punta de Rieles con scaners de bulto y arcos magnéticos, no así el bodyscaner- hace parte importante al nuevo modelo de gestión penitenciaria". Señalaron que con eso se "abandonan las revisorías invasivas por estas herramientas que dignifican a la persona y humanizan el tratamiento hacia los internos y sus familiares". La comunicación oficial no dio más detalles de cómo terminó el episodio.