Envían miles de cocos por correo anualmente
El original regalo, con sabor tropical, puede viajar miles de kilómetros y no necesita empaque.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Es una tarea sencilla y que no demanda mucho esfuerzo: enviar un coco a través del servicio postal -sí, un coco-, apenas se necesita comprar o conseguir el fruto tropical y escribir la dirección del destinatario en la superficie, para luego acudir al correo para enviarlo sin que se requiera un empaque
El Servicio Postal de Estados Unidos recibe cada año miles de cocos que son enviados a distintos puntos de EE.UU. y sólo desde Hawaii se mandan cerca de tres mil.
Y es que el coco no necesita empaque y puede transportar el encanto del país, en este caso de Puerto Rico, donde se consume a diario y masivamente, ya que se puede hallar en cualquier punto de la isla.
Puede parecer sorprendente, pero mandar uno de estos frutos, que existe hace millones de años gracias a que pudo transportarse de una isla a otra a través del mar debido a su resistente cáscara y flotabilidad, es permitido por el Servicio Postal, que solo vela que los artículos que se envían cumplan con los estándares de seguridad.
Según Martín Caballero, gerente de mercadeo del Servicio Postal de Estados Unidos en la isla, “lo que aplica a EE.UU. también rige a Puerto Rico. Es la misma normativa en términos de enviar comestibles. La única limitación es que no sea un artículo perecedero”.
El funcionario señala que “de ser un artículo perecedero, es necesario que tenga un empaque apropiado y que dure un tiempo prolongado”.
Caballero recuerda los platos típicos de Puerto Rico, especialmente los pasteles, que son enviados habitualmente en época navideña. “En este caso, se recomienda congelarlos mínimo durante tres días, para que la persona se asegure de que el producto se mantenga así”.
Para eso ayudan neveritas pequeñas y selladas, que en el caso del coco, no son necesarias, porque no se requiere conseguir una caja adecuada, cinta adhesiva ni congelarlo para que se mantenga en buen estado.
“Con el coco no existe una limitación específica, ya que el casco sirve de empaque. Aquí lo importante es que las etiquetas que se le coloquen no se desprendan del coco”, indica Caballero.
Para los interesados, solo basta llegar con el coco a la ventanilla (se debe colocar el nombre del remitente y del destinatario en su superficie), tras lo cual el empleado del Servicio Postal -seguramente pondrá cara de sorpresa- lo medirá y, mucho más importante, lo pesará.
Y es que sobre todo el peso determinará el precio: el costo puede alcanzar los $20, pese a que el coco cuesta apenas un dólar... Sí, será el coco más caro de la historia.
Pero para quienes pueden dejar el valor al margen, de seguro será una divertida sorpresa para el destinatario, de un fruto tropical que se puede comer y beber (su agua está repleta de electrolitos) y es uno de los 150 alimentos más saludables de la Tierra. Incluso, con su aceite, en países como Filipinas y Guinea, se han hecho funcionar automóviles y hasta barcos.
En el Servicio Postal el coco no es el único envío inusual. Tome nota: también han recibido calabazas, trozos de madera y botellas llenas de arena con mensajes. Pero primero, opte por el coco...