Sídney.-Un pedrero, pequeño cañón que gira sobre su eje, de hace 500 años y de supuesto origen portugués, fue hallado en Australia, informan hoy los medios locales.

El descubrimiento fue hecho en enero de 2010 por un niño de 13 años en una playa del norte de Australia, aunque el origen del artefacto aún no ha sido confirmado.

El pedrero, que tiene el tamaño de un rifle, era manejado por un solo hombre en los barcos portugueses en el siglo XVI.

La madre de Christopher, Barbara, informó al Museo de Darwin sobre el hallazgo, pero ha sido en las últimas semanas cuando les han pedido este objeto para examinarlo.

Portugal ocupó Timor, en el Sudeste Asiático, entre 1515 hasta 1975, aunque la posibilidad de que los exploradores lusos hayan viajado al principio del siglo XVI unos 700 kilómetros más hacia la costa norte australiana aún es un asunto por descubrir.

 Los expertos deberán demostrar la autenticidad del arma y el vínculo entre el lugar donde supuestamente fue descubierto este artefacto y la supuesta llegada de los portugueses a la costa norte australiana en el siglo XVI.

Las otras posibilidades son que el objeto haya sido llevada por la marea hasta ese lugar o que haya sido dejado por comerciantes en el siglo XIX, explicó la AAP.

El contacto más antiguo que los europeos tuvieron con Australia que ha sido comprobado data de 1606 cuando el buque holandés Duyfken (Paloma blanca) al mando de Willen Jansz, pero fue recién en 1770 que el capitán James Cook reclamó la costa oriental de Australia para la Corona Británica con el pretexto jurídico de declararla previamente "terra nullius" (tierra de nadie).

El "Duyfken" (Paloma blanca) partió en 1606 de Indonesia, en busca de oro y especias en Nueva Guinea pasó las islas papuanas y llegó sin saberlo, según la historia contada por el explorador Matthew Flinders, a un nuevo continente en marzo de aquel año.

Meses después, el navegante español Pedro Fernández de Quirós llevó sus barcos frente a las costas australianas y bautizó como "Australia del Espíritu Santo" a las islas del actual estado de Vanuatu, creyendo haber hallado la "Terra australis" que los europeos intuían desde la antig edad.

La expedición de Fernández de Quirós regresó a México, pero uno de sus lugartenientes, el español Luis Váez de Torres, continuó el viaje y atravesó el estrecho que lleva su nombre, entre el norte de Australia y la isla de Papúa Nueva Guinea, antes de alcanzar el archipiélago de Filipinas.