El hombre se dio cuenta de que tenía sangre en la orina. “¿Tendré cáncer en los riñones o la vejiga?”, se cuestionó, preocupado. Temeroso por su salud, decidió ir al médico cuanto antes. 

Una vez en el facultativo, como parte de los exámenes de rigor, le hicieron una resonancia magnética (MRI) de sus órganos internos. El resultado de los exámenes por poco lo mata del susto: ¡descubrió que tenía un útero completamente funcional y que el líquido rojo en su orina no era otra cosa que… menstruación!

La historia parece sacada de un capítulo de “Ripley’s, Believe It Or Not!”, pero es absolutamente cierta. Se trata de un caso de Síndrome Persistente del Conducto de Müller, un trastorno genético que ocurre cuando el cuerpo no puede producir o responder a ciertas hormonas durante el desarrollo del embarazo. Cada feto contiene los comienzos de un útero, pero si el bebé es varón, entonces se producen las hormonas que hacen que ese útero desaparezca por completo. Sin embargo, en aquellas personas con esta condición de salud, el organismo crea un útero tan normal como el de cualquier mujer y lo mantiene funcional durante toda la vida de la persona.

En este caso, el paciente, cuyo nombre no se ha revelado, confesó haber experimentado síntomas “raros” durante mucho tiempo. Entre ellos, dolor abdominal después de tener relaciones sexuales. El caballero asegura que, por otro lado, su pubertad fue normal. Sin embargo, como nunca antes se le hizo un MRI, nadie consideró la posibilidad de la existencia de un útero.

Pero, lo más asombroso de todo es que, de acuerdo con los médicos que lo están atendiendo, como el hombre ha estado experimentando sangrados desde su niñez, teóricamente, ¡hubiera podido quedar encinta! Y, de no someterse a la intervención quirúrgica que le han recomendado, hasta podría terminar experimentando la menopausia.

En lo que se somete a la cirugía, los médicos esperan que los resultados de su ADN revelen en qué medida el sujeto es más hombre o más mujer, pero él asegura que se siente completamente varonil y está en una relación sentimental y física con una mujer.

Los médicos han explicado que, en Gran Bretaña, anualmente nacen alrededor de 120 bebés con Síndrome Persistente del Conducto de Müller. Y, curiosamente, la condición se ha presentado también en perros.