Una niña de dos años pudo morir o sufrir graves daños a su cerebro cuando tras salir corriendo de su cuarto para mostrarle un dibujo a su padres, cayó y se espetó cerca de su ojo pulgada y media del lápiz que llevaba en la mano.

Los padres de Wren Bowell, de Inglaterra, llevaron a la niña urgentemente al hospital Frechay, en la provincia de Bath, donde una enfermera le informó a la BBC que Bowell tenía mucha suerte de estar con vida.

El lápiz se detuvo a un milímetro de un importante vaso sanguíneo, entrando por la esquina de su ojo izquierdo e insertándose en el lóbulo frontal de su cerebro.

“El lápiz esquivó el ojo por completo”, manifestó su padre, Martyn Bowell, a The Guardian.

“Estuvo extremadamente cerca de lacerar el vaso sanguíneo pero afortunadamente tuvo mucha suerte y no hubo ruptura, por lo que no hubo mucho sangrado en el cerebro”, expresó Ian Pople, el neurocirujano que operó a Wren durante cuatro horas.

Martyn Bowerll añadió que el lápiz estaba “tan fuertemente estancado que tuvieron que halar parte del rostro y remover parte de su cráneo para poderlo zafar”.

La cabeza de Wren fue reconstruida con placas y tornillos biodegradables.

El accidente ocurrió en marzo y la menor dio de alta a Bowell a principios de abril, informó la BBC.