Los Ángeles.- Aunque no tiene piernas y se desplaza en una silla de ruedas, Mike Sarnataro demostró que su condición no fue un impedimento para cumplir el sueño de su esposa Cyndi Romualdo, quien deseaba que los dos bailaran el día de su boda y él logró complacerla con ayuda de una maestra de baile para personas discapacitadas.

"Cuando planeamos nuestra boda, él no quiso hacerlo, el estaba desilusionado porque no se podía hacer", relató a EFE Romualdo.

La historia de amor de esta pareja comenzó hace tres años, cuando Sarnataro decidió invitar una copa en un bar de Los Ángeles a esta joven enfermera de ascendencia salvadoreña, para quien el hecho de que su pareja no tuviera piernas nunca fue un obstáculo para su relación.

"Me enamoré de la persona, yo no vi la silla de ruedas, no vi que no tenía piernas. Él es una persona bien amorosa", explica.

Sarnataro, que perdió sus extremidades inferiores cuando era un bebé, había demostrado que podía superar sus limitaciones con la práctica del baloncesto, pero el baile era todo un reto para él.

No obstante, el amor por su novia lo llevó a buscar ayuda y así encontró a Marisa Harmamoto, una profesora de baile que estuvo en silla de ruedas como consecuencia de una enfermedad en la médula espinal y a quien hace ocho años los médicos le dijeron que nunca volvería a ponerse de pie.

"Pensé que mi vida había terminado porque creí que nunca iba a poder volver a bailar", relató a Efe la profesora.

Tres años más tarde, a través de la terapia y la esperanza, la joven bailarina desafió todas las probabilidades y recuperó la movilidad por completo, una circunstancia que la devolvió a la pista de baile con una misión: demostrar que para bailar no se necesitan piernas.

"En el baile de pareja los pies son equivalentes al ritmo. Expresamos el ritmo a través de nuestros pies, entonces en vez de expresar el ritmo con los pies le enseñé a expresar el ritmo con las ruedas", explicó Harmamoto.

Durante las clases que siguió la pareja de novios, los ritmos latinos ponía en cierta ventaja a Romualdo, amante de la bachata, merengue, cumbia y salsa, mientras que la fuerza de espíritu y el coraje del novio lograron al final que ambos conectaran en un baile único.

"Mucha personas discapacitadas piensan que no pueden hacer nada y se quedan sentadas lamentándose. No saben las oportunidades que hay afuera, si pudieran entender sabrían que hay muchas oportunidades incluyendo la danza", manifestó Sarnataro.

Después de 8 semanas de clases, la pareja estuvo lista para su gran presentación el día de su boda, el pasado 22 de noviembre. Entre aplausos de admiración, la pareja se casó y realizó el baile de novios frente a todos los invitados.

"El baile no fue algo típico, el vals era una bachata con otras dos canciones y luego regresábamos a la bachata, todos estaban sorprendidos con el movimiento que él hizo", reveló Romualdo.

El éxito y la conexión de esta pareja, así como de otros alumnos de Harmamoto, se han vuelto una inspiración para que otras personas con discapacidad practiquen danzas y no se aislen.

"Sí ella quiere ir a bailar yo estaría dispuesto, al menos ahora sé como seguir un ritmo, que era algo que no sabía hacer antes. Ahora no me voy a ver como un mal bailarín", opinó Sarnataro.

Aunque según los médicos la parálisis que Harmamoto sufrió a causa de una enfermedad degenerativa podría regresar, esta maestra trabaja cada día para integrar el baile en las rutinas de las personas discapacitadas, y con ese fin cada cierto tiempo efectúa presentaciones en compañía de sus alumnos.

Una misión que comparte Romualdo, que junto a su esposo participa en estas representaciones, y ahora entiende que no se baila con los pies, sino son el corazón.

"La próxima fiesta ya no vamos a estar sentados viendo a mi mama y a mi papá, vamos a estar bailando" asegura Romualdo.