Madrid.- En su casa, quién deja los regalos para los niños? Santa Claus (Papá Noel) en Nochebuena o los Reyes Magos en la noche del 5 al 6 de enero? Cuando sus hijos recogen sus regalos en la chimenea, o en el balcón, huele a camello... o a reno?

Renos y camellos son, según la tradición que cada cual siga, los que de verdad transportan los juguetes. Renos, en el caso de Santa Claus; camellos (aunque muchas veces, en las cabalgatas de Reyes, Melchor, Gaspar y Baltasar monten a caballo) en el caso de los Reyes Magos.

Recopilemos datos. En el Evangelio de San Mateo se hace referencia a unos "magos" que llegaron de Oriente y dejaron al recién nacido Jesús sus presentes: oro, incienso y mirra. El evangelista no nos dice ni cuántos eran ni cómo se llamaban.

Papá Noel es el nombre francés, idioma en el que "Navidad" se dice "Nol", del que los anglosajones llaman Santa Claus, que es una evolución de "San Nicolás", un obispo que nació y vivió en lo que era entonces (siglos III y IV) el Imperio Bizantino, hoy Turquía. Los holandeses le llamaron Sinterklaas, nombre del que derivó Santa Claus (pronúnciese "clos"), que recoge a principios del XIX el escritor Washington Irving.

En fin, la mercadoctecnia estadounidense hizo que su Santa Claus se extendiese por el mundo y su leyenda creciese. Se les dio nombre a los renos que tiran de su trineo, capitaneados por el último incorporado, Rudolph, y se estableció que vive en el Polo Norte; como allí no hay quien viva, se localiza su aldea en Laponia, en el territorio sami.

Curioso: los sami viven en Suecia, Noruega y Finlandia, países en los que Santa Claus se llama "duende de Navidad" (respectivamente "Jultomten", "Julenissen" y "Joulopukki"). Se da la circunstancia de que para los inventores de Santa Claus, que fueron los holandeses, llega con sus regalos, cada Navidad de España.

En cuanto a los Reyes Magos, no eran ni una cosa ni otra, al menos en el sentido que damos hoy a la palabra "mago". Dejémoslos en "sabios", que es lo que eran. Si eran "de Oriente", lo más probable es que fueran babilonios.

En fin, lo que cuenta es que el hombre, en las zonas de origen de los clásicos benefactores de la infancia, ha comido y come carne de los animales que transportan los regalos. Cérvidos, desde luego, en toda Europa y Norteamérica, y entre ellos, el reno, parte fundamental de la dieta de lo mencionados sami.

Es una carne roja, no muy diferente de la de bovino, menos brava que la de venado (el reno, hoy, es animal más bien doméstico) y que está muy bien, tanto cocinada como si fuera un lomo de buey como hecha fiambre.

En cuanto a los camélidos, en Oriente Próximo se sigue comiendo carne de camello, como en algunos lugares de Latinoamérica se come la de sus parientes la llama, la alpaca y el guanaco, en fresco o convertida en charqui o charque. No tengo experiencia con esas carnes, pero estoy seguro de que si se comen tienen que estar buenas: nadie es tan tonto como para comer algo que no está bueno.

También hay quesos elaborados con leche de rena (supongo que será el femenino de reno), como los hay con leche de alcesa; la leche de hembra de reno es muy rica en azúcares y en materias grasas. La de camella tiene el problema de que no cuaja por los métodos habituales; su conservación, necesaria dadas las oscilaciones térmicas de su hábitat, se hacía mezclándola con yogur o kéfir.

Hoy, sin embargo, se elabora queso con leche de camella, añadiendo al cuajo tradicional de cardo o estómago de cordero algo de fosfato cálcico.

En fin, curiosidades navideñas. De momento, el mayor consumo de carnes de reno o de camello se da en los países en los que estos animales viven habitualmente. Para los demás, especialmente para los occidentales, decir carne es decir ganado vacuno. Y, después de todo, y aunque sean carnes de buena calidad... da como un poco de pena comerse a los portadores de tantas ilusiones, no creen ustedes?