La empresa Applied Energy Systems (AES Puerto Rico) indicó ayer que ha llevado 1,400,000 toneladas de cenizas, producto de la quema de carbón para generar energía, a los tres sistemas de relleno sanitario (SRS) autorizados para ello en la Isla, en sus 15 años de operación.

Dos de esos SRS, Peñuelas Valley Landfill (PVL) y El Coquí Landfill (ECL) en Humacao, le pertenecen a EC Waste. El otro es Ecosystems, también en Peñuelas.

La empresa se expresó ayer por primera vez ante periodistas desde que la semana pasada se reactivó la desobediencia civil de la comunidad de Tallaboa en PVL, que ha detenido por una semana el depósito de cenizas allí.

El presidente de AES, Manuel Mata, defendió el uso que le dieron a las cenizas hasta que la Junta de Calidad Ambiental (JCA) las declaró desperdicio en el 2014. Indicó que el contrato con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) establecía que se le podía dar un “uso beneficioso” en Puerto Rico y que el resto tendría que exportarlo. El “uso beneficioso” era comercializar cenizas humedecidas bajo la marca Agremax, lo que aseguró la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés) permitía.

Dos millones de toneladas de Agremax lo regalaron o vendieron a bajo costo para construcción de viviendas, centros comerciales y carreteras en una cantidad de pueblos que no precisó. 

Mata aseguró que alcaldes del sureste, como Guayama y Salinas, le hicieron peticiones para que les regalara Agremax para construir caminos, y que la JCA dio el visto bueno.

El presidente de la JCA, Weldin Ortiz, aseguró el miércoles que antes de 2014 su agencia no tenía jurisdicción sobre AES, por lo que no había fiscalizado el uso de Agremax.

Otra parte del Agremax se la vendieron a EC Waste para solidificar líquidos en sus vertederos. El ingeniero Carlos González, gerente de productos de combustión de AES, señaló que también se vendió Agremax en Florida y Alabama, y que nunca se dispuso como basura en el exterior.

“En ningún momento se usó para disposición ni para descartarlo, ni en Estados Unidos ni aquí”, afirmó.

A pesar de que supuestamente no había excedente para disponer, en la planta de AES en Guayama se formó una montaña de Agremax. Ortiz dijo que esa pila estaba desde 2013 cuando llegó a la JCA, pero Mata la atribuyó ayer a la protesta ciudadana que ha detenido la entrega en PVL y ECL.

Mata reconoció que cuando la JCA le dijo que el Agremax era basura y a su vez le autorizó a disponer de las cenizas en Puerto Rico, pidió que se enmendara el contrato con la AEE, lo que se materializó en septiembre de 2015. 

“Si tú me prohíbes que yo haga esa cantidad de cosas (con las cenizas), yo digo, bueno, dame la salida”, dijo en rueda de prensa.

La AEE no ha explicado por qué, ante el escenario de que AES solo podía venderle Agremax a los SRS, le quitó la obligación de disponer del excedente en el exterior y la autorizó a hacerlo en la Isla. 

Mata agregó que su gasto operaciónal subió. “Cuando a usted se le dice que tiene que disponer, tiene que pagarle al vertedero. Nuestro costo aumenta. Yo antes ese gasto no lo tenía porque todo el material se usaba beneficiosamente”, manifestó.

No obstante, el mismo ejecutivo alegó que el Agremax tiene alta demanda, por lo que no quedó claro en dónde está la pérdida si los vertederos compran el material porque lo necesitan. 

El asesor legal de AES, Pedro Reyes, insistió en culpar a la gente que se opone al depósito de cenizas en Peñuelas de la acumulación de Agremax en la planta.

“Si los manifestantes mantienen los vertederos cerrados, la montaña sube. Si se abren, baja”, insistió Reyes.

Mata, quien aseguró las cenizas no son tóxicas, consideró que exportarlas es una posibilidad y que incluso tiene ofertas, pero no confirmó que lo haría.