Esta noche, la Ermita del Plantaje en Toa Baja se llenará de luz y las viejas paredes cobrarán vida cuando cientos de personas lleguen hasta allí a cantarle y rezarle a la Virgen de la Candelaria.

La histórica estructura del siglo XVIII, que perteneció a la Hacienda El Plantaje, propiedad del corsario boricua Miguel Enríquez, ubica en terrenos privados.

Según el historiador José Picón, el documento más antiguo donde se menciona la ermita data del 1719, cuando se cita al primer párroco que tuvo a su cargo el lugar, donde se celebraban misas y asistían los dueños de la hacienda, así como esclavos y otros trabajadores.

El religioso fue Vicente Enríquez, hijo ilegítimo de Miguel. 

Detrás de la ermita se supone que hay un cementerio dividido en tres partes: en una están sepultados los dueños blancos, en otra los párvulos y en la tercera los esclavos, los libertos y las personas pobres. 

Precisamente, por esa zona también están las cenizas de doña Irma y don José Picón, quienes por años celebraron la festividad de la Virgen de la Candelaria. Hoy su hijo sigue con la tradición. 

“En casa lo que hacían era poner un pequeño altar, se prendían las velas, se rezaba un rosario y se invocaba a la Virgen de la Candelaria. Se compraba comida para los invitados. Pero en un momento era tanta la gente que, incluso, estaban hasta en los baños. Por eso nos ofrecieron la ermita. En casa se hizo más o menos hasta el 1983. Luego, una heredera le pide a mis padres que la hagan en la ermita”, y así ha seguido hasta el sol de hoy, sostiene Picón.

Por supuesto, no podían faltar las enormes fogatas donde se arrojaba leña, hojas secas de matas de guineos y plátanos, y luego gritaban a todo pulmón: “¡Qué viva la Candelaria!”; y en la otra esquina del barrio alguien respondía: “¡Qué viva!”

Emilio Tobar González, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria y San Matías en Manatí, recordó que “la Candelaria es un misterio litúrgico, religioso, que se puso el 2 de febrero, recordando el hecho de que Jesús fue presentado en el templo como mandaba la ley judía”.

“Se supone que en el Templo de Jerusalem prendieron una candela para alumbrarse, porque allí no había luz eléctrica, y ha quedado la tradición de que la Virgen María prendió una candela. Después vino la ocurrencia de fijarse la candela y se le puso la Virgen la Candelaria”, agregó.

Por su parte, el también arqueólogo e historiador Miguel Rodríguez López expresó que “las tradiciones religiosas se combinan con las paganas, y la Virgen de la Candelaria no solamente es una festividad religiosa, sino el hecho de que se queman las cosas negativas, las cosas malas que pasan. Es una purificación, porque el fuego purifica…”,indicó.

Por muchos años la familia Picón, junto a otras personas, llegaban hasta la ermita y por una semana limpiaban los alrededores. Pero por los pasados años, el municipio de Toa Baja ayuda en la limpieza.

Picón dice que con que esta celebración se busca que “nuestra juventud aprenda a querer su historia, que hay una historia más allá de las murallas de San Juan”.

 Esta noche inicia la celebración a las 6:00 p.m. con un rosario cantado, a cargo del grupo La Nueva Cosecha Musical, y a las 7:00 p.m. será la Santa Misa. Al finalizar, habrá un breve acto protocolar y una reflexión en torno a la ermita, a cargo de Rodríguez López. Tras el encendido de la candelaria se degustará un sopón de viandas que prepara el Municipio. 

No son pocos los que están pidiendo a gritos que se conserve esta joya histórica.

Además de la familia Picón, ciudadanos particulares se han unido al llamado.

“Sé que estamos en una época difícil, en Puerto Rico no hay dinero, pero pienso que si todos ponemos de nuestra parte, podemos preservarla”, dijo el arqueólogo Rodríguez López.

Precisamente, el alcalde Bernardo “Betito” Márquez es uno de los que se ha comprometido a luchar porque la Ermita de la Candelaria, como también se le conoce, no desaparezca.

“El área donde enclava la ermita es parte de un patrimonio cultural protegido; es parte de lo que es el municipio. Aun cuando la finca es privada, no es menos cierto el hecho de que está la ermita y tenemos que ver cómo logramos armonizar el desarrollo que proyecta la entidad privada, que no se cuál es, con lo que queremos para la región”, dijo Márquez sobre las presuntas intenciones de la Sucesión Jiménez.

Sostuvo que ya la familia ha mostrado interés en hablar con él.

No descartó que en el lugar, eventualmente se puedan hacer actividades culturales, y que se una a un desarrollo turístico en la zona que una el área de la costa, Palo Seco e Isla de Cabra.

Miguel Rodríguez y José Picón destacan el valor cultural de la estructura del siglo XVIII y que necesita ser preservada. (jorge.ramirez@gfrmedia.com)