Lares. En la llamada parte nueva del Cementerio Municipal de la Ciudad del Grito, las 1,772 tumbas que colapsaron con el azote del huracán María están tal y cual las destrozó el temporal hace casi cinco meses.

Muchas de las fosas que se quebraron todavía están expuestas, dejando al descubierto los restos de los difuntos, mientras el camposanto sigue cerrado por orden del Departamento de Salud. No se pueden hacer nuevos enterramientos y los lareños tienen que cremar a sus muertos, trasladarlos a cementerios de pueblos limítrofes, como Hatillo, San Sebastián y Arecibo, o sepultarlos en nichos provisionales en el mismo necrópolis municipal.

“Lamento lo que pasa, pero no me queda otra opción que decirles la verdad”, dijo el alcalde de Lares, Roberto Pagán Centeno.

Indicó que espera porque la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia (FEMA) apruebe los fondos para adquirir los terrenos para abrir un nuevo cementerio en el mismo pueblo y que el predio sea certificado por un antropólogo y un geólogo.

“Todavía no tenemos ningún acuerdo con FEMA”, reveló Pagán Centeno en entrevista telefónica con Primera Hora. Detalló que la agencia atiende primero las fases de recogido de escombros y de mitigación, para luego reparar lo que son daños estructurales y permanentes. “Ya le presentamos las áreas donde esperamos construir el nuevo cementerio”, dijo el alcalde.

“Cuando llegue el momento en que se vayan a reubicar estos féretros afectados nos comunicaremos con los familiares para decirles lo que vamos a hacer”, agregó.

Explicó que el cementerio municipal se divide en dos partes: “la vieja” y “la nueva” y  dijo que ésta última fue la más afectada por las lluvias y deslizamientos de terreno.

Pagán Centeno precisó que harán un estudio para determinar cuántos panteones habrá que relocalizar. “Hay 1,772 afectados, pero hay algunos que se pueden salvar y creo que ellos (FEMA) van a recomendar que se mitiguen y relocalicen los que se dañaron", sostuvo el alcalde.

Mientras tanto, el director funerario Juan López Collazo, propietario de la Funeraria López, narró a Primera Hora que ha visto cómo familiares estallan en llanto porque se ven forzados a cremar a sus seres queridos.

Relató el dramático caso de una madre de 40 años con obesidad mórbida que murió de complicaciones respiratorias y cómo el ataúd de 36 pulgadas de ancho no cabía en los nichos provisionales. La familia tuvo que optar por la cremación.

“Ella murió a consecuencia del huracán, por  la falta de luz. Era asmática y al no poder conseguir el oxígeno, estuvo dos meses hospitalizada. Su condición agravó y murió hace alrededor de un mes”, narró López Collazo.

“Nos sorprende que a estas alturas no se haya encontrado una solución al problema. Hay gente que está llevando a sus muertos a San Sebastián, Arecibo, Hatillo y Camuy. Lo triste del caso es que no se ve luz al final del túnel. No hay ningún tipo de movimiento de nada, ni de un toldito para tapar esas tumbas”, lamentó.

El funerario dijo que el municipio no tiene un código de construcción para exigir a los contratistas independientes que hacen los panteones.  “Por ejemplo en el cementerio municipal de San Sebastián, las tumbas tienen que ser en hormigón y con varillas, nada de bloques. Si esas tumbas (las de Lares) hubieran tenido varillas, el daño no hubiera sido tan grande”, indicó.

López Collazo añadió que algunos lareños aseguran que mientras pasaba el huracán María, la tierra tembló. “Esa parte del cementerio se agrietó demasiado”, dijo.

En Bayamón, el cementerio municipal también está cerrado, en proceso de exhumación, pero desde antes de María por falta de espacio. “Hay un proyecto de construcción de nuevos nichos, pero también se paralizó con María. Se le está dando mantenimiento, pero no está abierto como tal al público. También se está trabajando con los daños que sufrió con el huracán”, dijo el alcalde Ramón Luis Rivera, por voz de su oficial de prensa, Migdalia Rivera.

El alcalde indicó que la situación se le comunicó a las funerarias y se están tomando las medidas de rigor.