Tras el azote del huracán María, la comunidad de La Fanduca en Naguabo vio al menos 15 residentes perder la vida a causa del fenómeno; unos por la falta de servicios de salud adecuados para condiciones como diálisis, y otros por la falta de energía para poder tener sus tratamientos de oxígeno o por la falta de medicamentos. 

Sin duda, el fenómeno para el que se protegieron de sus vientos y lluvia, terminó por cobrarles la vida de todas formas.

El líder comunitario de esa zona costera de Naguabo Carlos I. Pérez García entiende que el número de muertes de María está más cercano al estimado que dio la Universidad de Harvard, de 4,645 que el reciente informe de la Universidad George Washington, el cual concluyó que 2,975 personas murieron por el huracán María en Puerto Rico entre septiembre del 2017 y febrero del 2018.

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“Si extrapolo estadísticamente hacia la población total de Puerto Rico la cantidad de 15 personas que murieron en este pedacito tan pequeño de 600 residentes, obviamente, me lleva a pensar que son más muertes de las que dice este nuevo estudio. Me parece que el estudio de Harvard coincide más con la realidad. Pero, sean dos mil o cuatro mil, lo que deja claro es que no estamos preparados para un evento de esa magnitud en ningún sentido”, expresó Pérez García.

Según el líder comunitario, quien vivió de cerca la experiencia de sacar una persona fallecida de su residencia, entiende que hay muchos factores que pudieron incidir en el gran número de fallecimientos.

“Puerto Rico tiene muchas comunidades aisladas y las carreteras quedaron intransitables, por lo que el acceso a servicios médicos o ayuda era limitado.  A su vez, los CDT [Centros de Diagnóstico y Tratamiento] no tenían electricidad, los hospitales no tenían aire acondicionado y eso era un potencial peligro para la proliferación de bacterias. Entiendo que, también, murió mucha gente por falta de diálisis, de oxígeno y por falta de medicamentos”, sostuvo Pérez.

Por su parte, una residente de Humacao, quien no quiso ser identificada, nos relató cómo el huracán le arrebató a su madre de 89 años, Doña Eligia Díaz Arroyo, quien, tras el embate del fenómeno atmosférico fue diagnosticada con cáncer pulmonar, condición que, dice, se agravó por las circunstancias que le rodeaban.

“Ella estaba bien hasta que vino María. Tanta tristeza por ver todo destruido, su casita estaba que parecía una coladera. Mi mamá lo perdió todo por el huracán y cuando le detectaron el cáncer, su casa se mojaba mucho, había mucho hongo y eso le afectó.  Pedimos ayuda y nadie nos ayudó hasta que se nos murió”, relató ahogada en llanto una de sus hijas, quien, a su vez, confesó que el dinero que FEMA le aprobó a su madre llegó el mismo día en que esta falleció.

Su experiencia la lleva a pensar que, como ella, muchas familias sufrieron la pérdida o debilitamiento de sus seres queridos, debido a todas las circunstancias que rodearon la emergencia que vivió el País. Por lo que no creen que los números de este nuevo estudio, sean cónsonos con la realidad.

“El gobierno miente y sigue mintiendo. Fueron muchos más los que fallecieron y no lo quieren decir porque no les conviene. Aquí los tres hospitales sufrieron mucho daño y tampoco podían recibir pacientes. Algunas veces íbamos con mi mamá y no había médicos, fue horrible.  Espero en Dios que, si vuelve a suceder una emergencia como esta que sean sinceros, que no nos sigan mintiendo”, enfatizó la afectada.