Un grupo de residentes de la comunidad El Coquí en Salinas dio un paso al frente para independizar a sus vecinos del uso de la energía eléctrica. 

Se trata de Coquí Solar, un ambicioso proyecto que pretende dotar a todas las residencias del sector con placas solares, en dirección hacia la sustentabilidad energética a través de la autogestión.

El plan comenzó hace tres años con el diseño y capacitación de recursos de la misma comunidad, pero no fue hasta el pasado mes de marzo que completaron la fase inicial con la instalación de placas solares en el centro comunal.

“Este es un proyecto de la Junta Comunitaria del poblado Coquí, conjuntamente con Iniciativa de Eco Desarrollo de Bahía de Jobos ‘Idebajo’, que es la sombrilla que integra organizaciones comunitarias, asociaciones de pescadores, el Comité Diálogo Ambiental,  que apoyamos el proyecto de Coquí Solar y otros proyectos de base comunitaria y hacia la sostenibilidad de nuestro litoral”, explicó la licenciada Ruth “Tata” Santiago,  abogada y portavoz del Comité de Diálogo Ambiental. 

Santiago destacó que Coquí Solar inició con reuniones, talleres y otros grupos que recibieron la colaboración de recursos de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, tales como los profesores Efraín O’neill, Cecilio Ortiz y Marcel Castro, quienes con sus estudiantes ayudaron en el diseño preliminar del sistema solar en el centro comunal y el prediseño de la comunidad solar, entre otros colaboradores.

“Ya el sistema solar del centro comunal está completamente instalado y funcionando. Esto, luego de estudiar los pasos preliminares antes de hacer cualquier instalación de uso energético, como cual es la infraestructura energética que hay aquí en la comunidad, de dónde vienen las líneas de distribución y finalmente estuvimos haciendo esfuerzos de recaudar fondos antes del huracán”, recalcó la abogada.

De acuerdo a la presidenta de la Junta Comunitaria, Ismenia Figueroa, El Coquí cuenta con cerca de 900 viviendas y unos cuatro mil residentes. Sin embargo, el fenómeno migratorio luego del paso del huracán María dejó a la comunidad con unas 700 residencias habitadas.

“Este es un proyecto a largo plazo que recién comienza, pero Coquí Solar no ocurrió por causa de María (huracán), sino de la visión del grupo de personas que nos reunimos aquí, porque la contaminación de Guayama – Salinas es crítica,  tenemos dos monstruos como la carbonera AES y la planta de Aguirre, que están contaminando aire, tierra y agua”, manifestó el perito electricista de la comunidad, Daniel de Jesús.

“Estas empresas tienen este lugar contaminado, y aquí la gente se está muriendo de cáncer, enfermedades respiratorias. Y el propósito de Coquí Solar no es quedarse aquí, sino expandirse y hacer comunidades completamente solares, para minimizar tener que usar la energía que utiliza estas dos plantas”, agregó el perito electricista.

Otra de las particularidades del proyecto es la integración de una decena de jóvenes que se capacitaron para instalar las placas solares, ya que es “un proyecto de la comunidad, para la comunidad”.

“Entré al proyecto porque necesitaba un poco más de comunidad, y créeme que en Coquí Solar la he encontrado porque vemos esta perspectiva de las personas.  De verdad que ha sido gratificante, de crecimiento profesional, una gran experiencia”, dijo Héctor Ramos, que sus 17 años de edad forma parte de Coquí Solar.

El muchacho pronto iniciará estudios en la Universidad del Sagrado Corazón en San Juan, pero ya conoce los aspectos básicos de la energía, seguridad al momento de trabajar y cómo hacer un inventario energético. 

“Lo primordial es conocer la energía, porque si no sabemos lo básico no podemos dar un paso grande a la energía solar.  También es importante la conciencia del uso correcto de la energía, porque estamos acostumbrados como puertorriqueños al mal uso de la energía y se nos olvida que esto es un recurso que se puede perder fácilmente”, recalcó Ramos.

El grupo comunitario identificó unas 70 residencias 

alrededor del centro comunal, con el interés de comenzar una segunda fase, dirigida a la población de edad avanzada y otros residentes que necesiten la electricidad como sustento de vida. 

“Esto es una satisfacción bien grande, porque la gente que está colaborando con este proyecto es voluntaria y es gente que se preocupa por los demás”, apuntó el electricista comunitario al mencionar que el financiamiento proviene de distintas fundaciones y organizaciones cívicas y comunitarias.