Juana Díaz. No aparece ni el rabito...

Era el mediodía del miércoles cuando Julio Colón Vázquez fue a su finca en el sector Puente de Hierro del barrio Río Cañas para encontrarse con la desagradable sorpresa de que se habían llevado 70 de sus cerdos.

“Es la primera vez que me pasa esto en los seis años que llevo criando cerdos”, comentó el hombre, quien indicó que la mayoría de los animales eran jóvenes, de unos dos meses de nacidos.

Se presume que el o los responsables lograron acceso a la finca por una carretera montañosa y, en la oscuridad nocturna, rompieron varios portones y verjas de los corrales de donde se llevaron los lechoncitos.

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El miércoles, cuando verificó el desastre y contó, vio que solo le dejaron nueve animales, dos de ellos pequeños. Colón Vázquez señaló que pagó $40 por cada bebé, los que alimentaba hasta lograr alcanzar el tamaño y peso adecuado y luego vendía a un matadero que distribuía la carne.

Sostuvo que de los cerdos robados había algunos que ya estaban listos para ser sacrificados.

Añadió que las pérdidas ascienden a cerca de $3 mil.

“Le pregunté a un vecino, solo me dijo que escuchó unos ruidos pero que no vio nada”, comentó el hombre, cuyo único sustento proviene de la crianza de cerdos.

Igualmente, indicó que también se percató que le faltan cinco toros. 

Colón Vázquez tiene en su finca caballos, vacas y siembra de calabaza.

“Es triste trabajar con tanto sacrificio y esfuerzo para los delincuentes”, expresó el perjudicado.

Mencionó que agentes de la División de Propiedad de la policía de la región de Ponce apenas inician la investigación y que, hasta el momento, no se tiene ninguna información de los responsables.

“Estas cosas hacen que se le quiten las ganas a uno de trabajar”, reiteró el hombre, mientras observaba los corrales vacíos.

Tras el acontecimiento, Colón  piensa mudar la crianza de cerdos a otro lugar y además está considerando tomar medidas de seguridad en los terrenos de la finca.

“A los que lo hicieron que den cara y paguen por lo que hicieron”, dijo el porcicultor, quien asegura que los ladrones conocían muy bien el lugar.