Quebradillas. “Aquí parece que cayó una bomba atómica”.

Fue la expresión del quebradillano Dionisio Soto al describir el desolador panorama en el barrio Guajataca tras el paso del huracán María hace dos semanas.

Mucho se ha comentado de la fisura en la represa del lago Guajataca, pero muy poco se conoce de la inundación que afectó a más de 10 residencias y más de 30 autos en un sector de este barrio que ubica en la carretera 119 en dirección a este importante cuerpo de agua.

Los daños aquí fueron mayores.

No hay paso en la carretera, que continúa cubierta de agua. Parte de la vía principal colapsó y uno de los autos estacionado frente a una de las residencias entró al patio. Y el agua en una de las casas llegó hasta la segunda planta, precisó Soto.

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El día después del evento atmosférico, contó Soto, todas las familias fueron rescatadas por botes del Municipio de Quebradillas. “Vinieron a sacarnos porque toda esta área estaba inundada. Los vecinos del otro lado salieron por una parte del monte. No podían salir por la parte principal de la casa”, relató ayer Soto aún asombrado por los daños ocasionados en la comunidad.

“Aquí, hay más de 10 casas que lo perdieron todo. No nos dio tiempo para sacar las cosas. Y como 35 carros se afectaron por la inundación. Fue algo que nos tomó por sorpresa”, continuó el transportista escolar.

¿Y previo al huracán le advirtieron que era una zona inundable?, se le preguntó.

“Nos dijeron algo, pero en los otros huracanes el agua no llegaba a nuestras casas. Esta vez, nos tocó a nosotros. Fue algo demasiado”.

Soto y los demás residentes de la comunidad fueron refugiados en la escuela superior en el casco urbano. Dijo que estuvo dos días en el plantel escolar antes de regresar a su casa. “Fue impresionante venir y ver que habíamos perdido todo. Limpiamos y tratamos de salvar unas cosas”.

Por el momento, Soto dijo que anteayer recibieron unos suministros de parte del Municipio y ayer otros de los Bomberos de Nueva York. “Los bomberos llegaron hoy (ayer) perdidos por aquí. Ellos llevaban unos alimentos para los militares que trabajan en la represa y nos dejaron unas cajas de agua y de comida. Estamos tratando de sobrevivir y de comenzar de nuevo”, apuntó Soto.

En el otro lado del tramo, otras residencias también se inundaron completamente, dijo uno de los vecinos, Gabriel Ávila. “Aquí, hay casas que se inundaron hasta el techo”, dijo Ávila. “El agua inundó toda esta área y no fue hasta ayer (martes) que pudimos salir en nuestros autos porque el nivel bajó un poco en la carretera. Ha sido muy fuerte para nosotros”.

Ayer, precisamente, el alcalde Heriberto Vélez llegó hasta el barrio para llevarle agua y comida a los residentes. “Esto está bueno entre comillas”, le dijo una residente a Vélez al hacerle una petición de agua potable.

El alcalde dijo que le consiguió diésel a la Autoridad de Acueductos y Alcantarrillados para poner a operar un generador eléctrico en una de las plantas que le distribuye agua a los siete barrios del pueblo. “Ya entre esta noche (anoche) y mañana (hoy) deben estar recibiendo agua”, le dijo Vélez a los ciudadanos.