Hatillo. Muy distante del relato bíblico que busca conmemorar se celebró ayer, viernes, el tradicional Festival de Máscaras de Hatillo.

Como preámbulo al desfile, desde tempranas horas de la mañana ya varias carrozas pasaban por los barrios Lechuga, Capáez y Corcovado con música de reguetón y un jolgorio en la plataforma de los vehículos.

Nadie se salvó de quedar embarrado con crema de afeitar, sirope de chocolate y hasta ketchup, que eran lanzados por los diferentes grupos que se organizaron para participar de la celebración.

Acercándose la hora del festival, miles de personas abarrotaron las cuatro esquinas de la intersección de la PR-2 con la PR-130 para poder disfrutar del desfile de comparsas. Hasta allí llegaron personas de todas partes de la Isla, incluyendo familias completas, como la de Norma Caraballo Cruz, quien vino junto a su hermana, esposo e hijas.

“Es la segunda vez que vengo y seguiré viniendo todas las veces que pueda”, dijo la mujer, que llegó al lugar a eso de las 11:00 de la mañana y con unas cuantas sillas y sombrillas, y esperó pacientemente junto a sus familiares a que comenzara la actividad.

Una de las carrozas que más llamó la atención de los espectadores fue la de los Súbditos, una plataforma adaptada en forma de colmado, completa con un puesto de viandas y hasta un lechón asado a la vara.

Y como buen festín de pueblo, no podía faltar la comida típica. Esta vez, al igual que los pasados 28 años, la familia Bonilla, del barrio Santarrosa, tenía la casa abierta para todos aquellos participantes que quisieran entrar y darse un buen banquete. Esta vez el menú estaba compuesto por arroz con gandules y ternera guisada. Claro está, no podía falta su traguito de ron caña por el lado.

Una celebración segura

Por otro lado, el alcalde José “Chely” Rodríguez dijo sentirse muy complacido con la organización del evento este año, que también contó con la presencia de alrededor de 650 oficiales de la Uniformada.

“Estamos muy contentos. Esto es una actividad que atrae a miles de puertorriqueños y la hemos pasado muy bien. Este año, nuestra prioridad ha sido la seguridad, de manera que pudimos ofrecerle un espacio para que los participantes se manifestaran y las personas que nos visitan puedan disfrutar y sentirse seguros”, señaló el ejecutivo municipal.

“Tuvimos una participación muy buena este año. La cooperación de la Policía ha sido enorme y las personas se han comportado muy bien”, dijo, por su parte, Andrés Hernández, director del Centro Cultural.

Fiesta centenaria

La tradición de las máscaras de Hatillo data del 1823, cuando inmigrantes de las islas Canarias revivieron la tradición de vestirse con máscaras para recordar la persecución y genocidio liderado por el rey Herodes contra los niños menores de dos años en su afán de ponerle fin a la profecía del Mesías como futuro rey del mundo.