La graduación de cualquier miembro de la familia es motivo suficiente para celebrar, pero ayer se triplicó la alegría para una familia de Toa Alta cuando tres de los suyos lanzaron los birretes al aire y fueron declarados graduados de la Universidad Metropolitana (UMET).

Michelle Rey Meléndez, quien recientemente dio a luz, llegó al Centro de Convenciones lista para recibir su grado de maestría en Administración Educativa. Pero no arribó sola, su esposo y su cuñada, Enrique y Margie Feliciano Reyes, la acompañaron con una sonrisa de oreja a oreja porque también celebrarían su graduación de maestría en Mercadeo.

“Es el día en que rompo las expectativas. Todo se puede lograr a pesar de que a veces uno tenga sus tropiezos y sus dificultades, y hoy es el día que uno demuestra todos esos sacrificios y ve sus frutos”, dijo Enrique Feliciano Reyes.

Hace una semana nació Enrique René y sus pequeñitas ropas blancas contrastaban con la clásica toga negra que vestían sus padres y su tía. 

Para los tres, el apoyo familiar fue clave para alcanzar esta meta y continuará siendo clave para ejercer sus profesiones en el País. 

“Ya tenemos unos planes, tenemos proyecciones que estamos empezando a hacer. Pensamos seguir trabajando juntos, en familia”, aseguró el joven, que, junto a su hermana, continuará desarrollando un taller de ebanistería que levantó su padre.

“En la sangre tenemos lo de los negocios. Nuestro padre toda la vida ha tenido negocios y nos ha inspirado a impulsar la economía”, sostuvo Margie Feliciano, madre de tres niños. También espera cosechar sus frutos en País.

Entre los recién graduados también estuvieron Jean Carlos Rivera Gerena y Juan Jover Crespo, quienes demostraron que sin importar el entorno del que se provenga, ni las pruebas en la vida que haya que superar, hay oportunidad para triunfar.

Según informó la Umet en una comunicación previa, en el caso de Jean Carlos Rivera Gerena, el asesinato de su padre, vinculado al narcotráfico, “marcó su vida de forma positiva”, pues la dolorosa experiencia le enseñó a que no podía cometer los mismos errores.

Seis meses después del trágico suceso decidió ingresar a la Universidad Metropolitana de Cupey y ayer se graduó de Bachillerato en Contabilidad con un promedio de 4.00 puntos Summa Cum Laude. Además, durante su vida universitaria “se dedicó de forma voluntaria ayudar a otros estudiantes a alcanzar su propósito de vida, ofreció tutorías y se convierte en el segundo de su familia en completar un grado académico”.

Mientras, Juan Jover Crespo, quien enfrentó una vida rodeado de drogas, tiroteos y la muerte de su mejor amigo y familiares, aprendió que esa no era una excusa para quitarse, sino que le dio fuerzas para convertirse en un empresario. 

“Durante sus años como universitario, este joven emprendedor se licenció como perito electricista, fundó su primera empresa familiar, Jover Air Conditioning & Electrical, y hace un año inició su segunda empresa, Metro Skate Park, convirtiéndose en ejemplo de superación personal y el primero de su familia en obtener una carrera universitaria”.

Juan completó un Bachillerato en Administración de Empresas, con concentración en Empresarismo, se graduó Cum Laude con un promedio de 3.59.

Precisamente, ese fue el reto que lanzó a los entonces estudiantes la periodista y documentalista María Falcón al recibir un grado Honoris Causa en Ciencias en Gerencia Ambiental por su trabajo dedicado a la defensa y protección del medioambiente.

“Ustedes son la verdadera promesa de Puerto Rico”, dijo a los 2,626 graduados. “No abandonen el País: su tierra”.

“Me siento avergonzada del País que mi generación les entrega”, confesó con algo de nostalgia. “Les invito a aprender de las derrotas”.

Pero el terreno está fértil. 

En su mensaje, el rector Carlos M. Padín Bibiloni exhortó a los ahora graduados a “contribuir a resolver los problemas de Puerto Rico” y proteger el medioambiente ante los retos que presenta el 2017 para el País y el mundo.

La institución educativa confirió siete grados doc-torales, 568 maestrías, 1,341 bachilleratos, 296 grados asociados, 397 grados téc-nicos y 17 certificados de post grado.

“Ha sido bien bonito para mí porque he sentido el apoyo de mi familia que siempre está ahí, dispuesta a darme la mano y a estar ahí en lo que sea, a cuidarme el nene, a lo que sea”, compartió Rey Meléndez.

“No fue fácil, en especial nosotros con los nenes, con el trabajo, y continuar juntitos los tres”, añadió. 

Pero en ese momento no importaba ni la cicatriz en su vientre, ni las dificultades del camino. Importaba la sonrisa del pequeño Enrique René y la alegría de culminar un proceso para comenzar otro, el de ayudar a construir un mejor Puerto Rico.