Hay quienes aseguran que los vecinos del residencial Ramón Marín Solá en Arecibo apenas se miraban a la cara, o simplemente ni se conocían entre ellos. Sin embargo, esto ha ido cambiando a medida que se adentran en la agricultura, siembra y cosecha del huerto que crearon junto al proyecto Agro Comunidades que auspicia la Administración de Vivienda Pública. 

Solo ha pasado un mes desde que sembraron en el huerto comunitario y ya han logrado recoger su primera cosecha de lechugas, zanahorias, cilantrillo, tomate, ajíes, berenjena y calabazas. “Es que tenemos buena mano”, dijo una de las residentes muerta de la risa.

“Con Agro Comunidades y el huerto queremos proveerle a la comunidad un elemento de sustentabilidad. Esto porque presentamos un modelo agroecológico donde no se utilizan agroquímicos sintéticos, sino que utilizamos el proceso de composta. Que es la misma comunidad quien prepara la composta para el huerto… También el huerto comunitario es una herramienta de prevención ante la alta incidencia criminal, porque entendemos que hay que crear espacios donde los residentes puedan hacer una sana utilización de su tiempo de ocio”, señaló Emaly Quintana, agrónoma y coordinadora de servicio de Agro Comunidades.

Para poder sembrar y mantener el huerto comunitario, los residentes de Ramón Marín Solá tuvieron que tomar 20 horas de taller junto a Agro Comunidades. Pero lo aprendido motivó tanto a los vecinos, que algunos han optado por preparar su propio huertito en los predios de sus apartamentos. 

“Aprendimos algo diferente. Acuérdese que María nos dejó sin nada y estamos empezando de cero. Y al tener la experiencia que tuvimos con ellos, adquirimos conocimiento para poder tener nuestro propio huerto. Y como la economía está tan mala, pues podemos sembrar aquí mismo sin tener que gastar. Además de que la comunidad está unida. Antes cada cual se quedaba en su mundo y en su casa. A raíz de esto nos unimos más como vecinos y nos ayudamos unos a los otros”, dijo Brenda Luciano, una de las residentes del residencial.

Rolando Tirado y Dorka Herrera, líderes comunitarios, estuvieron a cargo de ir puerta por puerta para que sus vecinos formaran parte de los talleres e invitarlos a la siembra del huerto. Les tomó por sorpresa la respuesta positiva y motivadora por parte de los residentes. De hecho, los vecinos van hasta dos veces al día al huerto para regarlo, llenarlo de composta y recoger las siembras.   

“La comunidad se ha envuelto tanto y tanto que la satisfacción que tenemos es grande. Se sienten orgullosos de tener algo y lo quieren mostrar al mundo. Por primera vez veo una comunidad bien unida, dispuesta y lista para decir ‘Esto es Marín Solá’”, dijo con entusiasmo el coordinador del residencial, Carlos Santana. 

Para mostrar las cosechas, los participantes prepararon recientemente una casa abierta a donde llegaron adultos, jóvenes y niños. También dijo presente el chef Ventura Vivoni, quien preparó allí mismo una cena con los productos.

Actualmente, y como parte de la iniciativa de Agro Comunidades, sobre 22 residenciales cuentan con su propio huerto comunitario. Según explicó la agrónoma Quintana, en  algunos hay un excedente de cosecha y los residentes optan por vender los alimentos. De no haber excedente, la cosecha se reparte entre los mismos residentes, dependiendo de las horas trabajadas en el huerto.