Barceloneta. Durante los últimos años, los pescadores del barrio Palmas Altas han visto cómo la actividad pesquera en ese lugar ha ido perdiendo fuerza.

Como respuesta a una serie de expropiaciones forzosas que realizó el convicto ex alcalde Sol Luis Fontanes Olivo para el 2010, varias residencias y edificios fueron destruidos para darle paso a un proyecto turístico que nunca vio la luz del día.

Entre estos se encontraba la Casa de los Pescadores, que albergaba a los miembros de la Asociación de Pescadores de Palmas Altas, Inc., cuyo futuro hoy día es incierto.

Previo a las elecciones del 2012, la actual alcaldesa Wanda Soler Rosario le prometió a los pescadores un nuevo lugar de reunión. Pero, al día de hoy, ese compromiso de campaña no se ha cumplido.

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La incertidumbre ha arropado a algunos de los pescadores, quienes se preguntan si llegará el día en que tengan un lugar propio donde puedan realizar sus actividades y vender sus productos.

“Aquí hubo un compromiso de campaña, tanto del gobernador como de la alcaldesa, que nos dijeron que nos iban a ubicar en un nuevo lugar. Ya ha pasado más de un año y no hemos visto ningún empeño de querer mejorar nuestra situación”, denunció el pescador comercial Héctor López Pelet.

“El lugar que nosotros teníamos era bien acogedor, eran unas instalaciones buenas que nos permitía guardar nuestras cosas y reunirnos para hacer actividades”, manifestó el hombre que se dedica a la pesca desde hace más de 35 años.

“Ellos se comprometieron a que no importaba lo que fueran a hacer aquí, nosotros siempre íbamos a tener nuestro lugar, al igual que todas las demás asociaciones de pescadores que hay alrededor de la Isla”, agregó.

Otro pescador que no quiso ser identificado opinó que “el problema es que aquí los políticos vienen a gobernar con simpatía pero con eso no se arreglan los problemas del País”.

“En lo que llevan gobernando no se ha hecho nada. Aquí esto estaba bien lindo, (la casa) era una estructura grande y cómoda. Es una pena que nos la hayan destruido a causa de los grandes intereses políticos”, manifestó.

López Pelet dijo que una de las inconveniencias mayores a la que se enfrentan es no poder contar con un sitio en dónde puedan guardar sus pertenencias a la hora de salir a pescar.

“La realidad es que no tenemos un lugar seguro para dejar nuestros bienes en lo que vamos al mar”, dijo, al asegurar que los amigos de lo ajeno ya han cometido sus fechorías en varias ocasiones.

“Si salimos y el mar se pone fuerte tampoco tenemos un lugar de refugio cuando regresemos”, sostuvo.

Asimismo, criticó que, a diferencia de otros municipios de la zona norte que les ofrecen espacios a los pescadores para que puedan vender sus productos, ellos no corren con la misma suerte.

“Por ejemplo, en Dorado el alcalde les construyó un local a los pescadores comerciales y otro para los pescadores recreativos. En Arecibo le pagan hasta el agua y la luz del edificio, y Camuy y Vega Baja también tienen sus villas pesqueras al día”, apuntó.