Peñuelas. Han visto las estructuras por más de 35 años como chatarra abandonada; muchos aplaudieron el anuncio de que pronto desaparecerían, pero no imaginaron que los trabajos fueran el inicio de otros problemas.

Hace menos de un mes el gobernador Alejandro García Padilla visitó el área de la extinta industria petroquímica en el barrio Tallaboa Encarnación, donde anunció con bombos y platillos que al fin las antiguas estructuras serían demolidas para dar paso a nuevos proyectos.

Los trabajos comenzaron en las 50 cuerdas de la antigua Puerto Rico Olefins pero no fue hasta el pasado 27 de noviembre, que un estudio realizado por la Agencia de Control Ambiental (EPA) detectó partículas de asbesto en las áreas cercanas, lo que de inmediato levantó la alerta entre vecinos y padres de unos planteles a pasos del lugar.

El suceso obligó a la escuela Jorge Lucas Pérez Valdivieso y a un “head start” a suspender sus clases indefinidamente o hasta que la EPA confirme que es seguro regresar. Al mismo tiempo esta agencia federal ordenó paralizar los trabajos de limpieza, así como remover o transportar material de el Tallaboa Industrial Park.

“Queremos asegurarnos que el ambiente es seguro para los vecinos”, dijo Ángel Rodríguez, de la EPA.

Este señaló que ordenaron el cierre de la escuela como método preventivo y que de inmediato comenzaron a realizar estudios de muestreo constante del particulado en el aire.

Personal de la agencia se mantuvo en el plantel desde el miércoles haciendo pruebas en el 25 por ciento de los salones, muchos de los que arrojaron positivo al asbesto, y tomaron muestras en negocios y algunas residencias cercanas.

Rodríguez aseguró que desde que se paralizaron los trabajos y que se comprobó que el asbesto hallado en la escuela no era de su estructura sino que había llegado por el aire.

“Esperamos no tener que tomar decisiones impactantes por el bien de la comunidad”, añadió.

Sin embargo, exhortaron a los vecinos a no limpiar con escobas o plumeros, sino que limpien con humedad para no levantar el polvo.

Asimismo se ordenó a la empresa Homeca, encargada de la limpieza, que cubra con pilas de plástico el material contaminado, echar agua en los terrenos e informar a la EPA cualquier trabajo que proyecten realizar.

Por otro lado, el director de la escuela, Miguel Rodríguez, expresó su preocupación con el incidente, el que espera pueda resolverse con prontitud para que los estudiantes puedan reanudar sus clases.

“Ya el Departamento de Educación (DE) está al tanto y se analiza la posibilidad de una reubicación para terminar el semestre”, comentó el educador.

Añadió que la facultad fue reubicada en la escuela superior Josefa Vélez Bauzá donde tomaron talleres de capacitación, pero que le preocupan más los estudiantes que viven en el barrio Encarnación, que continúan expuestos al ambiente contaminado.

Este añadió que mañana tendrán una reunión con los padres para informarles cómo va la situación y qué decisión tomará el DE.

Mientras, Mildred Cuascut, residente de la comunidad por 44 años, recordó que desde la montaña donde está su casa podía observar cómo se levantaba una densa nube blanca en el área de la limpieza.

“Los estudios los hacen abajo, pero y ¿qué pasa con las más de 200 familias de aquí?”, expresó indignada la mujer.

Esta dijo sentirse abandonados por el gobierno municipal, ya que por años han estado expuestos a la contaminación.