El asesinato de Arelis Suárez Santiago, presuntamente a manos de su expareja Félix Ramos Domínguez, llevó a la familia de la víctima a preguntarse, en medio del dolor, qué podía hacer por otras mujeres inmersas en el ciclo de violencia de género.

Fue así como surgió el movimiento Detente, no más violencia, compuesto por el padre de Arelis, José Suárez; la psicóloga clínica Nivea Rodríguez, quien es su prima; y una serie de profesionales de distintos campos que se han unido para educar sobre este problema social.

Suárez Santiago, de 31 años de edad, fue asesinada a puñaladas la madrugada del pasado 23 de enero en la casa de su abuela materna, en la comunidad Cristina de Juana Díaz, en presencia de sus dos hijos. Por el crimen fue acusado Ramos Domínguez, de 33 años, quien enfrentará juicio en abril.

“Un día estaba sentado con mi prima (Nivea Rodríguez) y nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer?, ¿Que el gobierno siga haciéndose de la vista larga? Estamos pasando por una situación bien delicada que nos ha tocado de una manera increíble y decidimos buscar a un grupito de profesionales y amigos dispuestos a ayudar. La partida de mi hija me dolió y dije que no se podía quedar así”, explicó Suárez a Primera Hora.

Rodríguez, por su parte, indicó que “uno lamenta situaciones como esta diariamente, pero no es hasta que le pasa a uno que reflexiona, y entendimos que hay que unirse al gobierno para atender esta situación”.

Arelis vivió “un calvario”

El padre de Arelis está convencido de que las autoridades gubernamentales pudieron haber hecho más por su hija, quien dijo “vivió un calvario por años y años”. 

“Yo viví en carne propia las tantas veces que fuimos al cuartel, al tribunal y todo se quedaba plasmado en un papel. Después de darle la orden de protección a mi hija (el 21 de septiembre del 2016 con vigencia hasta el 21 de mayo de 2017) no pasó nada, y él era un agresor reincidente. ¿No pudieron identificarlo? ¿Qué pasó? ¿Por qué el sistema no provocó un arresto? ¿Por qué no le puso un grillete? Ya el Estado sabía que él era un agresor, pero no fue hasta que ella murió que el gobierno vino donde mí”, declaró Suárez.

En cuanto a la comunicación que mantuvo el presunto agresor con Arelis hasta el mismo día del asesinato, en violación a la orden de protección, Suárez dijo saber poco, aunque no descartó que la tuviera amenazada.

“Él usaba cualquier cosa amenazante para que ella cediera a sus reclamos. Él era violento y manipulador. Yo sabía quién era, pero no me dio tiempo a desenmascararlo”, afirmó.

Respuesta comunitaria

Habiendo llegado a la conclusión de que no se puede dejar todo en manos del gobierno y que la comunidad tiene mucho que aportar, Suárez, Rodríguez y un grupo de especialistas en materia social, legal y espiritual se unieron para iniciar una campaña educativa. Su objetivo es identificar víctimas y victimarios, para canalizar las ayudas que correspondan en cada caso. 

La primera actividad será el sábado, 25 de marzo y consistirá de una marcha por el pueblo de Juana Díaz. A partir de las 10:00 a.m., se reunirán en el lote ubicado frente a Plaza Juana Díaz y saldrán en dirección hacia la plaza pública.

“Yo quiero que la gente que esté en el pueblo ese día pueda evaluar si son víctimas o agresores, y cómo ellos impactan la familia si se quedan en este círculo. Luego de la marcha habrá un conversatorio que girará en torno a cómo la ley protege a la víctima, cómo penaliza al agresor, de qué manera puedo identificar si estoy en un patrón de maltrato y cómo se afectan mis hijos y mi familia si me quedo ahí”, detalló la psicóloga.

Al momento, han confirmado su participación la Policía, autoridades municipales y estatales, iglesias y otras instituciones, dijo Rodríguez. Los asistentes podrán dejar su vehículo en los alrededores de la plaza y tomar un trolley que los dejará en el punto de partida.

“El caso de mi niña conmocionó a nivel estatal y yo quiero que resurja ahora, pero con esperanza. Que las víctimas sientan que hay un grupo que las va a ayudar y que podamos salvar una vida, aunque en realidad sería que se salvaran ellas mismas dándose una oportunidad para salir de su situación”, expresó Suárez.

La segunda etapa en la que trabajará este colectivo será la educación para la prevención de violencia de género en escuelas y comunidades. Posteriormente, quieren llegar a establecer una fundación.

“Vamos a crear una fundación que llevaría el nombre de mi hija, Arelis Suárez. Ya tenemos un grupo de profesionales que desinteresadamente han aportado de su tiempo para que la fundación se logre y sea una carpa que pueda proteger a las víctimas y buscarle ayuda también a los victimarios”, sostuvo Suárez.

La fundación, a su juicio, no es un objetivo final, sino un propósito y la razón de ser del grupo.

“Esto no va a tener fin, a esto le vamos a dar bien duro”, aseveró.

Arelis dejó huérfanos de madre a dos niños de cuatro y nueve años de edad. El mayor fue procreado en una relación previa y el menor es hijo de Ramos Domínguez.

La noche del crimen, la mujer llamó al cuartel de Juana Díaz para notificar que Ramos Domínguez quería entrar a la residencia. Al llegar los agentes, la mujer ya había sido asesinada con un cuchillo de cocina en presencia de su abuela y de sus hijos.