Un bulto, siete libretas, dos lápices, un bolígrafo, par de marcadores y un borrador. Por otro lado, una pala, una azada, un pico y el ímpetu por la labranza son algunas de las herramientas empleadas por Fernando Figueroa Bonaparte, un joven de 17 años que convirtió parte del patio de la escuela donde estudia en un huerto donde se siembra algo más que frutos.

Aunque es un lugar destinado a la siembra y cosecha de diversas hortalizas y verduras, este huerto escolar sirve como enlace para estudiantes de Educación Especial que, muchas veces, son marginados por aquellos de la corriente regular, explicó el joven.

“El mayor enfoque es poder integrar a la población estudiantil de Educación Especial con la corriente regular ya que, muchas de las veces, esos estudiantes... son rechazados por los demás y, en ese aspecto, el huerto sirve para unir estos dos perfiles de estudiantes”, afirmó.

“Muchos de estos niños son funcionales y no se les da las mismas oportunidades que a una persona que no tiene alguna condición o impedimento”, agregó.

Y así, Fernando, junto con otros estudiantes de la escuela superior Juan Ponce de León, en Florida, día a día meten sus manos en la tierra y han sembrado desde habichuelas y cilantrillo hasta yucas, ñames y batatas en diferentes camas elevadas. Además, se encargan del riego del suelo y el desyerbe de las áreas verdes.

“Puerto Rico no está preparado para una crisis alimentaria. Si todos tenemos un huerto en nuestras casas, podríamos estar mejor preparados para una catástrofe o cualquier otra situación adversa que venga”, dijo sobre la importancia de la actividad agraria.

El plan de Fernando va más allá de los portones de su escuela: él sueña con que todas las escuelas del país tengan su propio huerto, que sirva de base a toda una nueva generación de jóvenes agricultores.

“La agricultura es un campo viable para el sustento y la economía de un país, que también tiene mucha importancia para nuestra salud y sus beneficios son innumerables”, recalcó.

Para esto, Fernando llegó hasta la Legislatura, donde presentó su propuesta. En respuesta, la Cámara de Representantes radicó una medida para establecer un programa de huertos escolares en todos los planteles de Puerto Rico, así como para incluir en el currículo de enseñanza del sistema público clases orientadas al establecimiento y mantenimiento de estos huertos.

“Yo no me quiero quedar con este conocimiento solo. ¿De qué vale que hagamos esto aquí y que nadie más se pueda beneficiar?”, reflexionó. “Yo quiero que todos los estudiantes de Puerto Rico aprendan de esto y que puedan llegar a ser personas de provecho”, sostuvo el estudiante de cuarto año. ¿Y qué pasará con el huerto cuando Fernando se gradúe?

Su legado quedará en manos de los demás estudiantes que junto a él han estado trabajando en el proyecto desde que comenzó el pasado mes de febrero.