El número de homicidios registrados en México el año pasado fue más elevado de lo que se creyó originalmente, ya que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reportó el lunes un total de 31,174 asesinatos durante 2017.

Se trata de la cifra más alta desde 1997, cuando se empezó a llevar registro, incluyendo el punto más álgido de la guerra contra el narcotráfico en 2011.

Previamente, la Secretaría de Gobernación había reportado 29,168 durante 2017.

Los datos del INEGI son considerados más completos, ya que el instituto visita morgues y oficinas del registro civil para compilar la información. La Secretaría de Gobernación contabiliza investigaciones de homicidios que podrían incluir múltiples víctimas, lo que dejaría fuera varios homicidios.

El INEGI señaló que la tasa de homicidios del año pasado se traduce a 25 por cada 100,000 habitantes, cercano a los niveles de 27 asesinatos por cada 100,000 habitantes que registraron Brasil y Colombia. La tasa en México en 2016 fue de 20 homicidios por cada 100,000 personas.

Honduras y El Salvador —dos de los países más violentos del mundo— tienen tasas de alrededor de 60 asesinatos por cada 100,000 personas. Algunas ciudades en Estados Unidos como Chicago, Detroit y Nueva Orleans también superan la tasa de asesinatos de México.

Pero algunas regiones de México son particularmente violentas.

El estado mexicano con mayor índice de homicidios es Colima, en la costa del Pacífico, en donde los asesinatos aumentaron el año pasado hasta los 113 por cada 100,000 habitantes. El índice en Baja California, donde se ubica la ciudad fronteriza de Tijuana, fue casi del doble a causa de la disputa por las rutas de narcotráfico entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

“El país sufre una crisis de seguridad pública”, dijo Alejandro Schtulmann, presidente de la consultora de riesgos políticos EMPRA, con sede en la Ciudad de México.

Además de los enfrentamientos entre grupos rivales por territorio en estados como Baja California y Quintana Roo, el robo de combustible se tornó más violento y los casos de extorsión también van en aumento.

Estados como Guanajuato y Puebla, en el centro del país y conocidos por producción agrícola y manufactura, han sufrido un incremento reciente en las tasas de homicidios debido al robo de combustibles de los oleoductos de la paraestatal Petróleos Mexicanos.

“El problema actual no es solo la tasa de asesinatos”, declaró Schtulmann. “Nunca antes en la historia del país había habido tantos ciudadanos afectados por el crimen”.

Schutlmann destacó que la reciente ola de asesinatos a políticos en un año electoral _ que alcanzaron cifras sin precedentes _ y los intentos de extorsión a negocios ubicados en colonias de clase alta de la capital mexicana, como Polanco, son indicios de que la actividad delictiva abarca cada vez más territorio y afecta a más segmentos de la población.

Andrés Manuel López Obrador, quien ganó las elecciones presidenciales en México, dijo que combatirá al crimen con un mayor fomento a la educación y la creación de más oportunidades laborales para la juventud.

Schtulmann dice que la propuesta de López Obrador no es concreta, y que lo que más necesita México es mejorar sus fuerzas de seguridad debido a que los recursos federales por lo general no llegan a todos los puntos de conflicto.

“Estamos hablando de planes a largo plazo. Esto no desaparecerá de la noche a la mañana”, comentó Schtulmann. “Si existe oportunidad e impunidad, los criminales seguirán delinquiendo”.

El INEGI señaló que sondeó 2,127 registros civiles, 688 ministerios públicos y 145 morgues para recabar los datos de 2017. Los impactos por arma de fuego fueron la principal causa de homicidio en 2017 con 20,049 víctimas.