Toronto.- Un hombre acusado de tramar el descarrilamiento de un tren en Canadá con apoyo de agentes de al-Qaida en Irán acudió brevemente frente a un juez el martes y se le instruyó volver al tribunal en un mes.

El caso ha suscitado interrogantes sobre la turbia relación de Irán, que es predominantemente chií, con la red terrorista árabe, predominantemente suní.

Raed Jaser, de 35 años, llevaba una larga barba, una camisa oscura sin corbata y estaba acompañado de sus padres y su hermano. No se declaró inocente ni culpable, y recibió la orden de regresar el 23 de mayo.

El juez accedió a un pedido de su abogado, John Norris, de que se prohíba la publicación de cualquier prueba o testimonio.

El presunto cómplice, Chiheb Esseghaier, de 30 años, comparecerá ante el tribunal en unas horas.

Los dos hombres son acusados de asociación ilícita para perpetrar un ataque, de conspirar para matar gente y de estar involucrados con un grupo terrorista.

Los individuos fueron arrestados y acusados de tramar un ataque terrorista contra un tren de pasajeros en Canadá con apoyo de elementos de al-Qaida en Irán.

Esseghaier y Jaser recibían "órdenes e instrucciones" de miembros de al Qaida en Irán, aunque no hay razón para pensar que los ataques previstos tendrían financiamiento de algún gobierno, dijo el lunes el jefe adjunto de la Policía Montada Real canadiense, James Malizia.

La Policía dijo que los individuos no recibieron apoyo financiero de al-Qaida, pero declinó facilitar mayores detalles.

"Este es primer plan conocido de un ataque de al-Qaida que hemos experimentado en Canadá", dijo el superintendente Doug Best en conferencia de prensa.

Las autoridades en Washington y Toronto dijeron que esta conjura no tenía vínculo alguno con los estallidos de bombas en el maratón de Boston.

El portavoz del ministerio del exterior de Irán, Ramin Mehmanparast, dijo el martes a la prensa que no hay evidencia de implicación alguna de Teherán y señaló que grupos como al-Qaida "no tienen compatibilidad con Irán en los campos político ni ideológico".

"Nos oponemos a cualquier acción terrorista y de violencia que pueda poner en peligro la vida de personas inocentes", dijo Mehmanparast.

El portavoz describió las afirmaciones canadienses como parte de las políticas hostiles contra Teherán y acusó a Canadá de ayudar indirectamente a al-Qaida al recabar apoyo occidental para los rebeldes sirios.

Algunas facciones islámicas extremistas, que han anunciado su lealtad a al-Qaida, se han sumado a las fuerzas que buscan derrocar al régimen de Bashar Assad, uno de los principales aliados de Irán en la región.

Las acusaciones contra ambos individuos incluyen asociación delictuosa para perpetrar un atentado y asesinar personas en complicidad con un grupo terrorista.

La policía dijo que los individuos no son ciudadanos canadienses y han estado en Canadá "por un periodo considerable", aunque declinaron decir su país de origen o porqué estaban en el país.

Los arrestos se efectuaron en Montreal y Toronto, en tanto que suscitaron las afirmaciones de algunos gobiernos y expertos sobre la relación de conveniencia entre Irán y al-Qaida.