La prestigiosa institución suní egipcia de Al Azhar consideró hoy que la homosexualidad es "un crimen contra la humanidad", en un comunicado con el que respondió a las campañas internacionales que piden la legalización del matrimonio gay.

"Al Azhar subraya que la homosexualidad (...) es una degeneración de la humanidad hacia la parte más profunda del pecado, y sin duda es un crimen contra la humanidad y una violación flagrante a los derechos humanos", precisó dicha institución.

Asimismo, agregó que las campañas "inmorales" a favor del matrimonio gay están orquestadas por "partes sospechosas que llevan a cabo un plan diabólico para demoler el sistema moral y de valores humanos comunes entre todas las religiones".

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En la misma nota, Al Azhar rechazó "todos los intentos maliciosos" que pretenden invadir a los países musulmanes con los llamamientos a "la desviación sexual" bajo el lema de la legalización del matrimonio gay.

Además, hizo hincapié en su rechazo a que "esta anomalía se llame matrimonio, porque el matrimonio en el islam está limitado a (la unión) entre hombres y mujeres, de acuerdo con las directrices de la sharía (ley islámica)".

El pasado 30 de abril, la Confederación Española de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (Colegas) pidió al Gobierno de Mariano Rajoy, a través de una carta y con motivo de la visita a España del presidente egipcio Abdelfatah Al Sisi, que exija a este país "el fin de la persecución de homosexuales".

La ley egipcia no criminaliza explícitamente la homosexualidad, sino lo que denomina "libertinaje", por lo que los gais procesados siempre afrontan acusaciones de prácticas inmorales.

El pasado noviembre, un tribunal sentenció a tres años de prisión a ocho ciudadanos por haber aparecido en un vídeo en el que se representaba una supuesta boda gay en un barco en el río Nilo, aunque la pena fue posteriormente rebajada a un año.

Uno de los casos más controvertidos fue la detención en 2001 de 52 personas en el barco "Queen" en El Cairo, frecuentado entonces por homosexuales. En el juicio posterior, 21 de los encausados fueron condenados a tres años de cárcel y trabajos forzados.