París - El ataque de hoy contra un grupo de militares que patrullaban en el acceso al museo del Louvre, el más visitado del mundo, tuvo un carácter terrorista y todo apunta a que fue cometido por un egipcio no fichado por la policía y que entró con un visado de turista en Francia.

El agresor, que según el registro de su teléfono móvil tiene 29 años, se precipitó contra los agentes e hirió levemente a uno en el cuero cabelludo, casi una hora después de la apertura de la pinacoteca.

El hombre, cuya identidad no ha sido formalmente facilitada, llevaba dos machetes militares de 40 centímetros cada uno y dos sprays de pintura, pero ningún explosivo.

El fiscal de París, François Molins, detalló ante la prensa que la intervención de los agentes "puso fin a un acto terrorista", en el que el agresor, que recibió varios disparos, uno de ellos en el bajo vientre, se encuentra "entre la vida y la muerte".

El hombre, que se abalanzó contra los militares al grito de "Allahu Akbar" (Dios es grande), había entrado en Francia el pasado 26 de enero, tenía permiso de residencia emiratí y un billete de vuelta para este domingo.

En París, alquiló un coche y un apartamento que ha sido registrado y compró los dos machetes, pagados en efectivo por 680 euros.

Su ataque, según indicó el presidente de Francia, François Hollande, refleja que "la amenaza sigue ahí y se le debe hacer frente".

"Esta es la razón por la que hemos movilizado tantos medios y seguiremos haciéndolo", indicó durante su participación en la cumbre europea de Malta, donde elogió "la valentía y determinación" de los militares y "la eficacia" de la misión antiterrorista Sentinelle del Ejército francés.

Su acción tuvo lugar en la explanada que hay frente al museo, antes de que pudiera penetrar en la galería comercial subterránea colindante, y obligó a evacuar la pinacoteca y a establecer un cordón de seguridad tras el que quedaron confinadas temporalmente cerca de 1.200 personas.

"Fueron instantes de verdadero miedo, todos teníamos en la memoria momentos terribles", contó a Efe Chantelle, trabajadora francesa de uno de los comercios, en referencia a los atentados del 13 de noviembre de 2015 en el que 130 personas perdieron la vida en París.

La evacuación se efectuó después de forma progresiva y en pequeños grupos.

La Fiscalía antiterrorista de París abrió hoy una investigación por los cargos de "tentativas agravadas de asesinatos en relación con el terrorismo y asociación terrorista criminal", y encomendó las pesquisas a la Brigada criminal de la Policía Judicial de París (SAT) y la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI).

Las pesquisas, según Molins, prosiguen en Francia y "en el extranjero", para determinar entre otros puntos "si actuó solo o bajo instrucción".

Los ministros franceses del Interior y de Defensa, Bruno le Roux y Jean-Yves le Drian, respectivamente, admitieron que los uniformados son en estos momentos un objetivo terrorista, e hicieron un llamamiento para extremar las precauciones.

Le Roux dijo haber recordado a los prefectos (delegados de gobierno) que se debe "adaptar el dispositivo a la amenaza, para que siga siendo el más eficaz".

El soldado herido leve pertenecía al Primer Regimiento de Paracaidistas destacado en París dentro del despliegue de seguridad reforzada decidido tras los atentados en la capital francesa en los últimos años.

Tras haber sido ingresado en el hospital militar de Percy, en la localidad de Clamart, va a estar diez días de baja.

El Louvre, que fue cerrado tras el ataque, abrirá mañana, confirmó la ministra francesa de Cultura, Audrey Azoulay.

El último atentado en territorio de Francia sucedió el 26 de julio de 2016, cuando unos yihadistas mataron a un párroco en la iglesia de Saint Étienne du Rouvray (Normandía).

Desde enero de 2015, la oleada de ataques yihadistas se ha cobrado 238 víctimas mortales. Pero este último incidente, según el testimonio de algunos turistas, no ha parecido mermar las ganas de visitar la ciudad.

"Ahora nos vamos a comer, y mañana volvemos a ver lo que nos queda de museo", dijo a EFE Aikida, una turista china, mientras sus hijos saludaban haciendo la señal de victoria a las cámaras de televisión.