Filipinas. Al menos 38 personas murieron al paso de un tifón que arrasó el norte de las Filipinas, dejando provincias enteras sin electricidad y forzando a más de medio millón de personas a huir de sus letales vientos y lluvias, según dijeron el jueves las autoridades.

La mayoría de los negocios, centros comerciales y bancos de la capital filipina reabrieron un día después de que el tifón Rammasun dejara el país, pero las escuelas permanecieron cerradas el jueves mientras los trabajadores despejaban los escombros dejados por la tormenta. También las carreteras de Manila amanecieron salpicadas de restos de la tormenta, obstaculizando el tráfico.

El ojo del tifón se alejó de Manila el miércoles por la tarde, pero sus vientos máximos de 93 millas por hora y ráfagas de hasta 115 mph derribaron árboles y postes eléctricos, arrancando tejados en toda la capital.

Aunque Rammasun tiene mucha menos fuerza que el tifón Haiyan, los malos recuerdos de esa horrenda tormenta el año pasado hicieron que muchos vecinos se movieran con rapidez.

Del millón de personas afectadas por el tifón, más de la mitad acudió a los refugios de emergencia en una docena de provincias y la capital filipina, señaló Alexander Pama, director ejecutivo del Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres.

Al menos 38 personas murieron debido al tifón y 10 estaban desaparecidas, indicó Pama.

La mayoría de los fallecidos fueron golpeados por árboles caídos, muros de cemento u objetos arrastrados por el viento, según las autoridades. Un bombero voluntario que estaba arriando una bandera de Filipinas en la ciudad suburbana de Pasig murió golpeado por un bloque de cemento, indicó Francis Tolentino, presidente de la Autoridad de Desarrollo Metropolitano de Manila.

La mayoría de los 12 millones de habitantes del país habían recuperado el suministro eléctrico, pero amplias zonas al sureste de Manila, que sufrieron los peores efectos del tifón, seguían sin energía, dijo Pama.

El tifón destruyó más de 7,000 viviendas y dañó más de 19,000, detalló Pama. Los daños en infraestructuras ascienden a un millón de dólares, y se han perdido al menos 14 millones de dólares en cosechas y ganado, señaló.