Están conscientes de que las próximas horas serán las últimas que pasarán con su hijo, y es por esto que Chris y Connie Gard quieren que sean especiales. De ahí que pidieran al hospital Great Ormond Street que los autorizara a llevar a Charlie a su casa, para poder darle un baño y acostarlo en una cuna. Sin embargo, los médicos no los dejaron.

Luego de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo resolviera que al pequeño se le debe permitir morir con dignidad, tal como antes lo había determinado la Justicia británica, los médicos que atienden a Charlie por su Síndrome de Agotamiento Mitocondrial les informaron a sus padres que la máquina que mantiene a su hijo con vida será desconectada mañana, a pesar de que ayer una vocera del hospital afirmara que "no habrá prisa por cambiar la atención a Charlie".

En un vídeo que grabaron en exclusiva para el Daily Mail, Chris y Connie aseguraron que su "último deseo" en relación a su hijo fue bloqueado por el hospital y calificaron a los médicos como personas "sin corazón".

"Todos los días le prometimos a nuestro hijo que lo llevaríamos a casa (...) Queremos darle un baño, ponerlo en una cuna que nunca a dormido, pero ahora nos están negando eso", afirmaron. 

Asimismo, denunciaron que les pidieron a los médicos dejarlos pasar un último fin de semana con su hijo, pero también rechazaron la solicitud. "Amigos y familiares querían venir y ver a Charlie por una última vez. Pero ahora ni siquiera hay tiempo para eso. Los doctores nos dijeron que no había prisa en apagar su ventilador, pero ahora nos están apurando", dijo su madre. 

Al respecto, una portavoz del hospital señaló que no se harían públicos los detalles de la atención al niño. "Esta es una situación muy estresante para los padres de Charlie y todo el personal implicado, y nuestro objetivo es concentrarnos en ellos", declaró.

Chris y Connie Gard libraron una larga batalla judicial para salvar la vida de su hijo, que esta semana finalmente perdieron tras el dictamen de la Corte de Estrasburgo. Los padres de Charlie buscaban que la justicia británica los autorizara a llevar a su hijo a Estados Unidos, para que fuera sometido a un tratamiento pionero que les había ofrecido un médico de ese país. 

La pareja incluso logró reunir las 1.3 millones de libras esterlinas (casi 1.7 millones de dólares) en GoFundMe que un juez del Tribunal Supremo de Londres les exigió para poder costear el viaje de Charlie a Estados Unidos. Sin embargo, en abril el mismo magistrado resolvió que al niño se le debía permitir morir con dignidad, tal como lo planteaban los médicos que lo atienden. 

Los padres del niño apelaron a la decisión del juez Francis, pero tanto el Tribunal de Apelaciones como la Corte Suprema británica respaldaron el primer dictamen. Fue así como finalmente llegaron al Tribunal de Derechos Humanos, que esta semana tuvo la última palabra en el complejo caso.