Londres.- Un joven británico de 15 años ha sido condenado hoy a cadena perpetua por instigar a distancia un ataque yihadista que debía haberse perpetrado el pasado abril en Australia, aunque al final no se llevó a cabo.

El menor, que no ha sido identificado, debe cumplir al menos cinco años de cárcel, durante los que recibirá ayuda para abandonar su ideología extremista, antes de que pueda revisarse su sentencia, dispuso hoy el juez de un tribunal de Manchester (norte de Inglaterra).

El adolescente, que tenía 14 años cuando se produjeron los hechos, estuvo en contacto durante el mes de marzo con un ciudadano australiano de 18 años para que decapitara a policías durante el Día de Anzac, que se celebra el 25 de abril en Australia y en Nueva Zelanda para recordar la batalla de Galípoli (Turquía).

"Gracias a la intervención de la policía en el Reino Unido y en Australia, ese ataque no llegó a producirse", afirmó el magistrado, que subrayó que la intención del acusado era que "murieran varias personas".

"La revelación en este caso de que alguien de solo 14 años se pudo radicalizar tanto, que se disponía a desempeñar este papel con la intención de causar muertes, es escalofriante", manifestó el juez.

Según se ha sabido en el juicio, durante nueve días del mes de marzo el adolescente, radicalizado por internet, intercambió más de 3.000 mensajes codificados a través de una aplicación del móvil con el australiano Sevdet Besim, que presuntamente iba a ejecutar el plan.

Besim fue detenido en Australia en posesión de un cuchillo una semana antes de la celebración del día de Anzac en la ciudad australiana de Melbourne.

Por su parte, el menor británico, que lleva gafas y hoy compareció con camisa gris y corbata, fue detenido el 2 de abril, y la policía descubrió en su habitación de su casa de Blackburn (norte inglés) una tabla de madera grabada dedicada al Estado Islámico.

El adolescente, convertido ahora en el terrorista convicto más joven del Reino Unido y que, por orden del juez, permanecerá en el anonimato, abrazó a sus familiares antes de ser trasladado por los agentes al centro penitenciario donde cumplirá su sentencia.