Johannesburgo. La Justicia de Sudáfrica dictó hoy una sentencia de tres cadenas perpetuas para el sudafricano Henri van Breda, declarado culpable de matar a sus padres y a su hermano mayor con un hacha simulando un robo violento en la mansión de la acaudalada familia, en un mediático caso en Sudáfrica.

Adicionalmente, también recibió otros 15 años de prisión por el intento de asesinato de su hermana menor y uno por obstrucción a la justicia, según dio a conocer hoy el juez Siraj Desai, del Tribunal Superior de Ciudad del Cabo (suroeste).

El tribunal tuvo en consideración aspectos como la "brutalidad" y "premeditación" de los crímenes, que el ataque se produjo contra víctimas "indefensas"; y el alto nivel de violencia, destinado a causar "el mayor daño posible", según el veredicto.

"La sociedad espera que los crímenes violentos sean evaluados con la suficiente gravedad", señaló Desai al leer el dictamen de la sentencia.

El acaudalado empresario Martin van Breda, de 54 años; su mujer Teresa, de 55; y su hijo Rudi, de 22, fueron encontrados muertos con heridas de hacha en la madrugada del 27 de enero de 2015.

Junto a Van Breda, su hermana Marli fue la única superviviente del episodio, pero sufre pérdidas de memoria a causa de las heridas recibidas y no recuerda lo ocurrido en la noche de la tragedia.

Tras un proceso judicial de algo más de un año, el pasado 21 de mayo Van Breda fue declarado culpable de las tres muertes y del intento de homicidio de su hermana, así como de obstrucción a la justicia.

El acusado, de 23 años, se declaró inocente de todos los cargos y sostiene que el crimen, que causó un fuerte impacto en Sudáfrica en 2015, fue obra de un intruso que se fugó y les dejó a él y a su hermana, que entonces tenía 16 años, como únicos supervivientes.

El supuesto ataque no le provocó a él más que rasguños y contusiones, mientras que su hermana Marli sufrió graves heridas en la cabeza.

De acuerdo a la prensa sudafricana, Henri y Marli van Breda heredarían de sus padres 200 millones de rands (unos 13,5 millones de euros).

En su declaración jurada, Van Breda había asegurado que el hombre que atacó a su familia era de raza negra, llevaba un pasamontañas y "se reía" mientras atacaba a su padre en la lujosa residencia de los Van Breda en Stellenbosch, en la provincia del Cabo Occidental.

La justicia sudafricana, sin embargo, rechazó estas hipótesis bajo argumentos como la ausencia de llamadas inmediatas del joven a los servicios de emergencia (pero sí a su novia), los escasos indicios de intrusión de terceras personas en la casa o la falta de credibilidad e impacto emocional en el acusado.