Toronto, Canadá.- Las autoridades canadienses están teniendo problemas para explicar por qué un joven que viajaba hacia México con una bomba en su equipaje no fue arrestado y pudo proseguir su viaje e incluso se le ofreció devolverle el artefacto explosivo.

El incidente, que se produjo el pasado 20 de septiembre, aunque los detalles no se han conocido hasta ahora, se inició cuando Skylar Murphy, de 18 años de edad, se disponía a embarcar en un avión en el aeropuerto de la localidad de Edmonton con su familia para pasar unas vacaciones.

Durante el rutinario registro del equipaje, los agentes de seguridad del aeropuerto descubrieron una bomba casera envuelta en una bolsa de plástico de una tienda que vende productos para el consumo de marihuana y colocada en el interior de una bolsa de fotografía.

Cuando la bomba fue detectada por los servicios de seguridad del aeropuerto de Edmonton, fue colocada en una caja de plástico para analizar si tenía rastros de marihuana.

Posteriormente, los agentes de seguridad de la Autoridad Canadiense de Seguridad del Transporte (CATSA), ofrecieron al joven si quería continuar su viaje con la bomba casera pero este rechazó la oferta.

Cuatro días después, CATSA advirtió a la Policía Montada canadiense del incidente y Murphy fue arrestado a su regreso de México el 27 de septiembre.

El incidente no parece estar vinculado con el arresto a principios de año en la ciudad de México de dos jóvenes canadienses, Amelie Pelletier y Fallon Rouiller Poisson, acusadas de lanzar cócteles molotov contra un edificio de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes.

Tras su arresto, Murphy se declaró culpable de la posesión de un aparato explosivo y fue sentenciado a un año de prisión y 100 dólares de multa aunque la sentencia ha sido suspendida. Murphy también tiene que donar 500 dólares a un hospital.

CATSA, la agencia estatal que tiene la responsabilidad de asegurar la seguridad en los aeropuertos, se limitó a reconocer en un comunicado que los agentes no siguieron los protocolos establecidos y que ha revisado el incidente.

Pero la televisión pública canadiense CBC dijo hoy que los agentes implicados en el incidente siguen trabajando y que CATSA intentó ocultar el suceso.

La propia Policía Montada canadiense, que normalmente ofrece detalles al público sobre este tipo de incidentes, emitió en septiembre un comunicado en el que sólo indicó el arresto de una persona por la posesión de explosivos sin ofrecer más información.

La bomba casera estaba hecha con una tubería de plomo rellena de pólvora y con una larga mecha en uno de los extremos.

Al sentenciar a Murphy, el juez le recordó que "bombas caseras son utilizadas para matar a gente, destruir propiedad, son utilizadas en guerras, son utilizadas por terroristas, son utilizadas por individuos que están en conflicto y tiene mucho éxito a la hora de matar a personas".

El juez añadió que si el explosivo no hubiese sido detectado, "estaría en una cárcel mexicana y su abuelo y su familia estarían visitándolo en la cárcel. Y probablemente estaría aprendiendo español, si es que hubiese sobrevivido. Dudo que hubiese sobrevivido".

Por su parte, Murphy dijo que fabricó el artefacto explosivo para destruir una construcción de su propiedad y grabar la demolición, aunque posteriormente abandonó la idea y se olvidó de que tenía la bomba en su bolsa de fotografía.

Al parecer el joven robó la pólvora de la bomba del novio de su madre, que es un agente de policía.