El día que el Partido Comunista de China anunció una propuesta para permitir que el presidente Xi Jinping gobierne indefinidamente, tal como lo hizo Mao Zedong una generación atrás, Ma Bo se asustó tanto que no pudo dormir. 

Ma, un escritor renombrado, escribió un mensaje en las redes sociales, exhortando al partido oficialista a recordar la historia: ya hubo un gobierno dirigido por un solo hombre al que nadie controló y éste terminó catastróficamente. 

"La historia está regresando para mal", Ma escribió en su mensaje. "¡Como chino de conciencia, no puedo quedarme callado!" 

Los encargados de censura lo silenciaron de todos modos, borrando de inmediato su mensaje en las redes sociales. 

Mientras la legislatura de China, un organismo decorativo, se apresta a aprobar el domingo cambios constitucionales para el límite de períodos presidenciales, las señales de desacuerdo y sátira punzante prácticamente han sido eliminadas. La censura sofocante obliga a los intelectuales, los trabajadores de clase media y los militantes de campañas políticas pasadas a recurrir a maneras indirectas de manifestar sus preocupaciones. Para muchos, es un presagio de mayor represión política. 

El resultado ha sido una atmósfera política surrealista entrelazada con temores, confusión, e incluso momentos de humor negro que socava el panorama de creciente apoyo popular por la medida que medios estatales promueven sin cesar. 

"Hay mucho miedo", dijo Ma, quien escribe bajo el seudónimo Viejo Fantasma. "La gente sabe que Xi está a punto de convertirse en emperador, así que ellos no se atreven a cruzársele. La mayoría de la gente solo está viendo, observando". 

Una vez aprobada, la enmienda constitucional revertiría el sistema que el ex líder chino Deng Xiaoping promulgó en 1982 para evitar el regreso a excesos sangrientos cometidos por dictadores de por vida, como la caótica Revolución Cultural que Mao Zedong llevó a cabo de 1966 a 1976. 

Medios del partido dicen que la enmienda propuesta solo tiene la intención de alinear la oficina del presidente con otros puestos que Xi ya tiene en la cúpula del partido y la Comisión Militar Central, que no imponen límites de períodos.