SAINT-PRIEST, Francia. El principal sospechoso en la decapitación del gerente de una compañía francesa de transportes admitió a la policía que fue el autor, dijeron las autoridades francesas el domingo. Policías encapuchados trasladaron el domingo al hombre hasta su casa, en el sudeste de Francia, en busca de su pasaporte para determinar si viajó al exterior, dijo un funcionario de seguridad.

Yassine Salhi, de 35 años, fue esposado hasta su residencia en Saint-Priest, en las afueras de Lyon, según imágenes captadas por la televisión francesa.

El individuo y la policía pasaron poco más de una hora en la vivienda. No estaba en claro inmediatamente si la policía halló lo que buscaba. Después fue conducido nuevamente a la estación policial de Lyon.

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Un funcionario de seguridad confirmó a The Associated Press que la policía buscaba el pasaporte de Salhi para ver si viajó. Otro dijo que sería trasladado poco después al cuartel central de la policía antiterrorista cerca de París.

Yassine Salhi, un camionero repartidor con antecedentes de vinculación con extremistas islámicos, admitió haber matado al gerente de la compañía de transporte para la que trabajaba desde marzo, dijo la policía.

Al parecer, embistió con el camión un depósito de sustancias químicas de propiedad estadounidense, ocasionando una explosión y colgó la cabeza de su empleador en el portón de la fábrica. Fue arrestado poco después. Las autoridades dicen que se tomó una foto junto a la cabeza de la víctima y que la envió a un número de teléfono móvil canadiense.

Funcionarios de seguridad dicen que los investigadores no han encontrado vínculos con ningún grupo terrorista internacional en el ataque del viernes. Después de dos días detenidas para ser interrogadas, la esposa y hermana de Salhi quedaron en libertad, dijeron. Hablaron con la condición de no ser identificados debido a que la investigación está en marcha.

La policía levantó el domingo un perímetro de seguridad de 48 horas en torno al depósito en Saint-Quentin-Fallavie cerca de Lyon.

La cabeza cercenada pareció imitar una práctica del grupo extremista Estado Islámico de decapitar prisioneros y exhibir públicamente las cabezas. El ataque tuvo lugar días después que los extremistas instaron a intensificar los ataques durante el mes de Ramadán. Las autoridades francesas dijeron que Salhi tuvo vínculos anteriormente con salafis radicalizados.

El primer ministro Manuel Valls dijo que "no podemos aceptar la barbarie" y calculó que en Francia hay de 10,000 a 15m000 salafis, que predican una forma ultraconservadora del islam.

"Vivimos bajo una gran amenaza terrorista y esta amenaza terrorista va a durar", advirtió Valls por la televisora i-Tele. "Debemos saber que vamos a combatir este terrorismo a largo plazo".