Kabul.- Un tribunal de apelaciones afgano rebajó a 20 años de prisión las penas de tres condenados a muerte por el linchamiento el marzo de una mujer falsamente acusada de quemar un Corán y redujo a diez años la de un cuarto, informó hoy a Efe una fuente oficial.

En una sesión secreta a puerta cerrada ayer en Kabul, el tribunal también absolvió a un hombre que había sido condenado a 16 años de cárcel por la corte primaria, tras corroborar que no se encontraba en Kabul el día del suceso, dijo el jefe de Crímenes de Seguridad del Tribunal de Apelaciones, el juez Abdul Nasir Murid.

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Los condenados cuyas penas fueron rebajadas a 20 años de prisión son un hombre que atropelló a la víctima con su vehículo, el guardia de seguridad del templo de Kabul donde ocurrieron los hechos y que incitó a la turba al linchamiento y un cuarto hombre que se declaró principal culpable en la red social Facebook.

La pena del otro condenado a la horca, que aplastó con un bloque de cemento la cabeza de la víctima, fue rebajada a diez años por ser menor de edad, explicó la fuente, quien añadió que los cinco veredictos podrán ser apelados.

El secretismo que rodeó a la sesión, en la que no estuvo presente la familia de la víctima ni la prensa, desencadenó las críticas de las organizaciones civiles.

La activista de la Red Afgana de Mujeres (AWN) Surya Sobrang condenó en declaraciones a Efe una sentencia que calificó de "injusta y réproba" y aseguró que las organizaciones por los derechos femeninos recurrirán la decisión del tribunal.

"El mundo entero sigue este caso, cualquier decisión inapropiada puede dañar más la imagen pública de nuestro sistema judicial", advirtió.

A principios de mayo, un tribunal condenó a muerte a los cuatro hombres, a otras ocho personas a 16 años de prisión y absolvió a 18 por el asesinato de Farkhonda, de 27 años, cuyo cadáver fue quemado y luego arrojarlo al río de Kabul el pasado 19 de marzo.

Once policías fueron además condenados a un año de prisión por negligencia en relación al caso.

En un principio se acusó a Farkhonda de quemar una copia del Corán, pero investigaciones posteriores concluyeron que la joven había sido víctima del "oscurantismo" de los fabricantes de talismanes (una suerte de videntes o espiritistas) del santuario, que incitaron a la gente a matar a la mujer porque los había denunciado.

El linchamiento provocó numerosas protestas y fue condenado, entre otros, por la ONU y organizaciones civiles, lo que llevó al Ejecutivo a constituir una comisión de investigación para averiguar los detalles del suceso y posteriormente a prohibir las actividades de grupos "oscurantistas" en todo el país.