CHISINAU, Moldavia. En los pasados cinco años autoridades europeas, con la asistencia del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), han logrado impedir cuatro intentos de gangas con conexiones rusas para vender material radiactivo a extremistas de Oriente Medio, supo la agencia de noticias Prensa Asociada.

El caso más reciente conocido ocurrió en febrero pasado cuando un traficante ofreció cesium –suficiente para contaminar varios bloques de una ciudad- a un comprador del grupo Estado Islámico (EI).

Las gangas, algunas con lazos con la KGB, operan un mercado secreto de materiales nucleares desde Moldavia. 

Las autoridades de este diminiuto y empobrecido país compartieron información con AP sobre este mercado para revelar cuán peligroso y real es este trasiego de materiales nucleares.

Lamentablemente algunos de los arrestados han logrado cortas sentencias de prisión y a su salida vuelven a laborar en este mercado negro.

Las autoridades de Moldavia, un pequeño país al este de Europa, reconocen que el rompimiento en la cooperación entre autoridades rusas y estadounidenses ha dificultado identificar el movimiento de estos materiales radiactivos.

Los cuatro casos investigados desde el 2010 incluyen reuniones secretas en clubes nocturnos y diseños para hacer bombas, un agente dela policía simulando ser un gánster y un Mercedes Benz provisto por el FBI, con entrevistas grabadas en vídeo y audio oculto en la ropa y detectores de radiación.

El caso más serio es de la primavera de 2011, la investigación contra un grupo dirigido por Alexandr Agheenco, apodado “El coronel” que se cree laboró para la agencia rusa FSB, anteriormente conocida como la KGB, que buscaba vender uranio u-235.

“(El vendedor) le dijo al informante en una grabación ‘realmente quiero a un comprador islámico porque bomardeará a los americanos”, dijo un investigador entrevistado por AP.

"En la era del Estado Islámico, es especialmente aterrador que hay verdaderos traficantes de materiales de bombas nucleares aparentemente haciendo conexiones con compradores reales”, dijo Matthew Bunn, un profesor de Harvard que dirigió un estudio secreto sobre la seguridad del arsenal nuclear rusa comisionado por la administración de Bill Clinton.