Un grupo de activistas cristianos ortodoxos rusos irrumpió hoy en una exposición en pleno centro de Moscú, a escasos metros del Kremlin, y rompió varias esculturas al considerarlas una ofensa para los creyentes.

"Esta exposición es un sacrilegio. Jesús, por ejemplo, está representado de manera inadecuada", dijo a la agencia Interfax Dmitri Tsoriónov, líder del movimiento religioso "Voluntad de Dios" que encabezaba a los radicales.

Aludió a la polémica ley promulgada hace dos años por el presidente ruso, Vladímir Putin, que castiga con penas de hasta tres años de cárcel las ofensas de los sentimientos religiosos de los creyentes.

"Esta exposición debe cerrarse, para que la ley para la defensa de los sentimientos de los creyentes se cumpla realmente", apuntó Tsoriónov, llevado poco después a una comisaría para prestar declaración.

Tras el incidente, la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) llamó a todas las partes a respetar la ley, tanto a los activistas de "Voluntad de Dios" como a los organizadores de la exposición.

Si las esculturas "ofenden la imagen de la cruz, es algo que debía aclararse cuando abrió la exposición", dijo Vsevolod Chaplin, jefe de relaciones exteriores de la IOR.

"Es muy importante que las fuerzas del orden reaccionen cada vez que se ofenda un símbolo querido por los creyentes, para que la ley que prohíbe esa profanación pública se cumpla a pesar de las críticas en internet", agregó.

A su vez, Mijaíkl Fedótov, presidente del Consejo de Derechos Humanos adjunto a la Presidencia de Rusia, consideró que los activistas ortodoxos incurrieron en varios delitos penales y deben ser castigados por ello.

"No hay que tomar ejemplo del Estado Islámico", aseveró Fedótov, en alusión a las obras de arte e incluso patrimonio mundial que han destruido los yihadistas amparándose en su distorsionada visión del islám.

La ley sobre los derechos de los creyentes fue impulsada y aprobada después de que tres jóvenes integrantes del grupo punk femenino Pussy Riot fuesen condenadas a dos años de cárcel por "gamberrismo motivado por odio religioso" tras cantar contra el presidente Putin y la jerarquía de la Iglesia Rusa en el principal templo religioso del país, la catedral de Cristo Salvador de Moscú.