Un padre de la ciudad Humahuaca, en la provincia argentina de Jujuy, crucificó simbólicamente a cinco personas "por la paz y la justicia". Entre los crucificados estaba un niño de nueve años que no paraba de llorar por la dureza del acto.

El menor estuvo unas tres horas amarrado a la cruz, y en algún momento, comenzó a llorar, por lo que el padre Jesús Olmedo detuvo el evento religioso para bajarlo, de acuerdo al periódico Página 12.

Olmedo explicó que "el chico quería ser crucificado y la madre lo había autorizado". "El acto fue hermoso, todos quedaron encantados", añadió.

No obstante, sus palabras no detuvieron la polémica que se desató por el suceso llevado a cabo el pasado 7 de junio.

El Ministerio de Educación de Jujuy abominó la "crucifixión", aunque Olmedo indicó que tenía autorización de la entidad.