Organizaciones bolivianas defensoras de los animales denunciaron que estos son sacrificados en ceremonias satánicas en un lugar de la autopista entre las ciudades de La Paz y El Alto, conocido como la Curva del Diablo, informó hoy el diario La Razón.

Los supuestos satánicos hacen los ritos los martes y los viernes ante una roca de cuatro metros de altura que sirve de altar y cerca del lugar se venden animales para los sacrificios, según el matutino.

La directora de la organización Animales SOS, Susana del Carpio, dijo que los sacrificios se realizan con conejos, gallinas, perros y gatos de pelo negro y se hacen principalmente en febrero y agosto.

Según Del Carpio, los animales son envueltos en telas y apuñalados, enterrados vivos o ahorcados.

Un cuidador de la autopista dijo al medio que los animales son también obligados a beber alcohol antes del sacrificio y que en los rituales suelen participar alrededor de medio centenar de personas.

Las autoridades destruyeron hace tres años un altar que existía en el lugar marcado con las palabras "Tío Lucifer", después de que en las inmediaciones se encontró el cadáver de una persona, lo que hizo sospechar a la Policía de una relación con ese culto.

Muchos de esos ritos de los grupos supuestamente satánicos aparecen mezclados con las creencias de los pueblos indígenas sobre el sacrificio de animales, particularmente llamas, dedicadas a la Madre Tierra o Pachamama para pedir buenas cosechas y prosperidad.

Según el antropólogo Milton Eyzaguirre, citado por el diario, el culto demoniaco es una tergiversación de las ancestrales ceremonias andinas indígenas que incluyen los sacrificios de animales.

La denuncia se produce cuando una comisión parlamentaria prepara una ley de protección para los animales que busca establecer una sanción de hasta seis años de cárcel para quien los maltrate, pero no se plantea prohibir los rituales ancestrales indígenas.

La diputada oficialista María Chuca, que impulsa la norma, sostiene que hay una diferencia entre los ritos indígenas que son fruto de sus usos y costumbres ancestrales y las ceremonias satánicas con animales, que se buscan prohibir.