Johannesburgo.- Dos supuestas hijas ilegítimas de Nelson Mandela han iniciado acciones legales para que se reconozca su relación con el expresidente sudafricano, informó hoy la agencia local de noticias Sapa.

Onica Mothoa y Mpho Pule aseguran ser fruto de infidelidades de Mandela durante su matrimonio con su primera mujer, Evelyn Mase, y sus abogados ya han recurrido a la Justicia para detener la ejecución del testamento del antiguo estadista, hecho público hace una semana y en el que ellas no aparecen.

Esta información la confirmó en un programa de la televisión sudafricana el abogado Michael Katz, uno de los administradores del testamento, a quien Mothoa y Pule anunciaron sus intenciones.

Katz aseguró que las dos mujeres solo quieren ser reconocidas en el texto de últimas voluntades y que no buscan recibir ningún dinero.

El abogado añadió que se reunirá con los demás encargados de ejecutar el testamento de Mandela para tratar la reclamación.

El patrimonio de Nelson Mandela está valorado en 46 millones de rands (más de 3 millones de euros) y se repartirá, según queda dispuesto en sus últimas voluntades, entre su familia, sus empleados, las instituciones educativas por las que pasó y el partido al que perteneció, el Congreso Nacional Africano (CNA).

Familiares de las dos mujeres explicaron al popular programa de documentales de la televisión sudafricana "Carte Blanche" que ambas intentaron ponerse en contacto con Mandela para que reconociera su paternidad, algo que nunca consiguieron.

Un representante legal de las familias dijo al programa -emitido a última hora de este domingo- que barajan solicitar una prueba de ADN de Mandela para cotejarla con la de sus dos supuestas hijas nacidas fuera de sus matrimonios.

Varias informaciones en la prensa sudafricana han dado cuenta en los últimos años de la reivindicación de las dos mujeres, a las que no se les permitió visitar a Mandela en el hospital durante su convalecencia ni asistir a su funeral el año pasado.

Nelson Mandela falleció el pasado 5 de diciembre a los 95 años, después de una larga hospitalización por problemas respiratorios.