Análisis de ADN en colmillos y heces de elefantes han permitido acotar la procedencia del 85 por ciento del marfil ilegal a dos zonas en África, una de sabana y otra de bosque, un dato básico para luchar contra la caza furtiva de estos animales.

Un estudio realizado por la Universidad de Washington y que hoy publica la revista Science, señala que el resultado de esos análisis han permitido acotar en un continente tan grande como África, la procedencia de la mayor parte del marfil que sale ilegalmente cada año.

Delimitar las zonas geográficas puede ayudar a luchar contra la caza furtiva, que provoca anualmente la desaparición de aproximadamente un diez por ciento de la población de elefantes africanos (unos 50,000 ejemplares de los 500,000 existentes).

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"Saber que la gran mayoría del comercio trasnacional se centra en dos áreas hace posible un reforzamiento de la ley en esas áreas para acabar así con la mayor parte de las matanzas ilegales" de elefantes, precisó el biólogo Samuel Wasser, de la universidad estadounidense.

África "es un continente enorme y la caza furtiva se produce en todas partes. Cuando tratas de abordar este problema parece una tarea inabarcable", agregó Wasser.

El equipo recolectó primero el ADN de los excrementos de los elefantes, de tejidos y de pelos en todo el continente africano para realizar un mapa genético de las poblaciones por regiones.

Posteriormente desarrollaron el método para extraer ADN de los colmillos, lo que permite determinar el origen de la población de la que proceden los colmillos.

Las muestras de los animales se recogieron entre 2005 y 2013, mientras que en el caso de los colmillos se analizaron trozos de al menos media tonelada, incautados entre 1996 y 2014.

El resultado es que el 85 por ciento del marfil de los elefantes que viven en los bosques procede del ecosistema protegido del Tridom, que se expande por el noreste de Gabón, noroeste de la República del Congo y sureste de Camerún, y de la reserva adyacente en el suroeste de la República Centroafricana.

En cuanto al marfil de los elefantes de la sabana, también hay una concentración del 85 por ciento, en el este de África, principalmente el la reserva Selous Game, en el sureste de Tanzania, y en la reserva Niassa, en el norte de Mozambique.

Sin embargo, esas regiones probablemente no seguirán siendo puntos importantes de caza furtiva, según los investigadores, que han identificado movimientos continuos en los patrones de los cazadores furtivos.

Por ejemplo, en 2011 la caza de elefantes de sabana empezó a desplazarse desde el sur de Tanzania hacia el Parque Nacional Ruaha y la reserva Rungwa Game, en el centro del país, y posteriormente, hacia el norte, en dirección a Kenia.

Pero los investigadores creen que si mejoran la precisión de las técnicas forenses de ADN que utilizan, así como su rapidez, podrían ayudar a la policía a identificar los puntos de caza y detener a los furtivos.