Japón.- El odio parecía haber sido la motivación de un joven japonés que mató a 19 personas a puñaladas el martes en un centro para discapacitados mentales del que había sido despedido. Unos meses antes, según medios, envió una carta al Parlamento detallando el sanguinario plan.

Cuando hubo terminado, Satoshi Uematsu, de 26 años, había dejado muertos o heridos a un tercio de los casi 150 pacientes del centro, en un ataque en la madrugada del martes que duró apenas unos 40 minutos. Es el asesinato masivo con más víctimas que sufre Japón en décadas. Había 25 personas heridas, 20 de ellas de gravedad.

El agresor llegó en un auto negro y con varios cuchillos hasta el centro de Tsukui Yamayuri-en en Sagamihara, unos 50 kilómetros (30 millas) al oeste de Tokio, según imágenes de una cámara de seguridad mostradas en la televisión. Entró rompiendo una ventana a las 2:10 de la madrugada, según el responsable de sanidad de la prefectura, y empezó a degollar a los pacientes.

En un primer momento se desconocían los detalles sobre cómo lo hizo, y si las víctimas estaban durmiendo o indefensas en otro aspecto, aunque una críptica misiva que envió en febrero al Parlamento japonés daba un atisbo de las oscuras maquinaciones de Uematsu.

Dos horas después del ataque se entregó tranquilo a la policía, según las autoridades.

El centro era un lugar que el agresor conocía bien, ya que había trabajado allí desde 2012 y hasta su despido el pasado febrero.

Sabía que a esa hora habría apenas un puñado de empleados, según dijeron medios japoneses.