Cinco doctoras confirmaron hoy ante el juez que investiga el presunto robo de una niña en la Clínica Santa Cristina de Madrid, en 1982, que la religiosa española María Gómez Valbuena, conocida como "sor María", era la responsable de las adopciones casi en exclusiva y tenía un poder omnímodo.

"Sor María", que tiene ahora cerca de 80 años y vive en un convento de la capital española, es la primera persona imputada en España por el robo de niños durante el franquismo y los primeros años de la democracia, que investigan las fiscalías de varias provincias.

En su declaración, las doctoras Ana Elisa López Delgado, María Rosa Acero de Pablo, María Teresa del Olmo Mombiedro, Carmen Sánchez Calvo y Olga Fadón Pérez dijeron que en la clínica había una zona privada a la que se llevaba a las madres que presuntamente querían dar a sus hijos en adopción, según fuentes jurídicas.

Las cinco médicas expusieron que "Sor María" era la responsable de la administración de las adopciones casi en exclusiva y tenía libertad y potestad para entrar y salir en la zona de los nidos y de las incubadoras.

Tres de ellas afirmaron que la religiosa tenía una enorme autonomía dentro de la clínica, pero los directores y los jefes de departamento y de la administración debían saber lo que ocurría dentro de la cadena jerárquica de mando de una maternidad pública.

El juez mantiene imputada a la religiosa por los delitos de detención ilegal y falsedad en documento público, tras la denuncia presentada por María Luisa Torres, que la acusa de haberle arrebatado a su hija recién nacida en la Clínica Santa Cristina en 1982.

El abogado de la denunciante, Guillermo Peña, indicó que hay "muchísimas contradicciones" entre personas que han sido compañeras de servicio que hace pensar que "el consentimiento de la madre no aparece por ningún sitio y que es más que probable que pudiera haber permanecido en la zona privada sin haber sido atendida por nadie".

Durante el interrogatorio, el juez fue más incisivo con las neonatólogas que tenían la responsabilidad de saber de dónde venían los niños y a dónde iban, por la identificación que llevaban en la cuna.

Después de prestar declaración ante el juez, Olga Fadón, que fue neonatóloga en la Clínica Santa Cristina durante treinta años, aseguró a los medios de comunicación que "nunca" notó nada "extraño", ni vio a ninguna madre llorar, ni vio a ningún matrimonio entrar sin hijos y salir con hijos.

"Sor María" era "poderosa", resaltó Fadón, antes de explicar que "lo que hacía ella estaba bien hecho", que "era la que atendía las adopciones única y exclusivamente" y que "lo de las adopciones siempre ha sido algo conflictivo".

La neonatóloga reconoció que "era otra España totalmente distinta, y las madres sabían muy poco de sus derechos", pero, apuntó, que no cree que ninguna madre hubiera sido "coaccionada" para dar a su hijo en adopción.

Al ser preguntada por el supuesto robo de niños en la Clínica Santa Cristina, mostró su incredulidad porque "había muy buenos jefes y se funcionaba muy bien".