Decenas de estudiantes lograron salir de la iglesia en Managua donde estaban atrincherados, tras sufrir desde la tarde del viernes un fuerte ataque de fuerzas del gobierno del presidente de Nicaragua Daniel Ortega que dejó dos jóvenes muertos y una veintena de heridos, según jerarcas religiosos.

"Pedimos a Dios que nos acompañe. Vamos a salvar a los muchachos", declaró el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, al partir escoltando los autobuses que trasladan desde la iglesia Divina Misericordia (suroeste) a la Catedral de Managua (centro) a los jóvenes liberados con la mediación de la Iglesia católica. Dos jóvenes murieron de disparos en la cabeza, uno de ellos dentro de la iglesia y el otro desangrado en una barricada. El cuerpo de este último no pudo ser recuperado por sus compañeros durante el ataque, según testigos.

Liberados con la mediación de la Iglesia católica, los jóvenes decían "gracias", agitaban banderas de Nicaragua y con el puño en alto saludaban a cientos de personas apostadas en la ruta, que los ovacionaban gritando "Vivan los estudiantes", "Justicia", "Nicaragua". Automóviles sonaban sus bocinas.

La comitiva eclesiástica llegó para mediar por la liberación de los estudiantes y evacuar a los heridos de la iglesia Divina Misericordia, ubicada en el suroeste de la capital.

El hostigamiento a la iglesia comenzó a eso de las 23H00 GMT del viernes, tras un ataque de policías y paramilitares a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), al lado del templo.

El cardenal Brenes, quien estaba por entrar al templo, señaló "al gobierno" como "los únicos responsables de estas acciones".

"¡Que paren las armas!"

Durante la madrugada, las autoridades cortaron la electricidad en la zona, lo que aumentó el temor dentro de la iglesia.

Poco antes de la medianoche, un sacerdote salió del templo con una bandera del Vaticano para evacuar a los heridos graves y al periodista del Washington Post Joshua Partlow, que salieron tras una negociación de la Iglesia.

"Nos quieren matar", "estamos rodeados", "ayúdennos", gritaban jóvenes desesperados, entre el ruido de las balas, en los momentos de mayor tensión hacia la medianoche, según transmisiones en vivo de tres periodistas locales atrapados en la iglesia.

Una caravana de vehículos recorrió en la madrugada calles cercanas a la iglesia y luego un grupo de personas se apostó en vigilia en una rotonda, a 1.5 km, en solidaridad con los estudiantes. "Que paren las armas", "libérenlos", "justicia", gritaban esta mañana.

Poco después del mediodía del viernes, policías, antimotines y paramilitares incursionaron en la UNAN para desalojar a los jóvenes que permanecían atrincherados desde el inicio de las protestas.

"Aquí morimos todos", "mamá, perdóname, lo hice por defender por mi patria", decían, entre disparos, muchachos agachados detrás de las barricadas, en videos que difundieron durante el ataque a la universidad.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, y altos funcionarios de Estados Unidos condenaron los hechos.

Este sábado, el gobierno de Brasil también tildó de "inaceptable" la "escalada de violencia contra la sociedad civil" en Nicaragua, según un comunicado.