Un exgeneral bosniocroata se quitó la vida con un veneno en medio de su sentencia por crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia, informó El País.

En medio de la lectura de sentencia en el Corte Penal Internacional, Slobodan Praljak, de 72 años, a quien se le adjudica el ataque de un puente y fue convicto por participar en la campaña para eliminar musulmanes de Bosnia, repentinamente lanzó un grito mientras era amonestado por el juez por estar de pie.

"No soy un criminal de guerra", dijo Praljak.

Acto seguido se llevó un pequeño frasco a la boca y aparentemente bebió una sustancia.

Ante juristas y público incrédulo, su abogada anunció que se trataba de un  veneno. El proceso judicial fue suspendido y el militar fue llevado a un hospital. Dos horas más tarde la televisión croata informaba que Praljak murió, dato que fue confirmado más tarde el primer ministro croata, Andrej Plenkovic, que ofreció sus condolencias a la familia y fue crítico por la sentencia contra Praljak por considerarla injusta. 

La Haya condenó a 111 años de cárcel a seis bosniocroatas, incluyendo a Praljak, por limpieza étnica. El grupo de condenados eran políticos o militares bosniocroatas, castigados por haber formado una asociación criminal para crear una Gran Croacia practicando la limpieza étnica.

Praljak fue quien ordenó bombardear el puente otomano de la ciudad de Mostar, en la región de Herzegovina y se consideró que había causado “un daño enorme a la población musulmana”. Aunque se convirtió en un símbolo de la destrucción de la guerra, y era una de las piezas más conocidas de la arquitectura islámica en los Balcanes.