Atenas.- Es la hora de la verdad para Grecia. El martes expira la contribución europea a su programa de rescate internacional y con ella lo hacen las posibilidades de acceder a los fondos que siguen bloqueados y que Atenas necesita para poder hacer frente a sus deudas.

Como resultado de esto, es poco probable que el gobierno pueda hacer frente a un pago de unos 1,600 millones de euros (1,870 millones de dólares) de su deuda con el Fondo Monetario Internacional, cuyo vencimiento es también el martes — un hecho que aumenta los temores de que el país se encamine hacia una complicada suspensión de pagos y a su posible salida de la moneda única europea, el euro.

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Con los bancos cerrados y la retirada de efectivo limitada a 60 euros (67 dólares) por días, ante los cajeros automáticos volvieron a formarse largas líneas el martes. El control de capitales comenzó el lunes y durará al menos una semana, tras la convocatoria de referendo realizada durante el fin de semana por el gobierno para que los votantes digan si aceptan las demandas de los acreedores a cambio de los fondos.

El primer ministro, Alexis Tsipras, sostiene que las peticiones de los acreedores son duras medidas de austeridad que no se pueden aceptar tras seis años de recesión.

Jubilados amanecen frente a bancos cerrados en Grecia

Funcionarios europeos y partidos griegos de la oposición han advertido que el rechazo a las propuestas de los acreedores en la consulta popular del domingo supondría la salida de Grecia de la eurozona y una potencial marcha de la Unión Europea. El ejecutivo de Tsipras respondió diciendo que esa era una posición alarmista y que votar "no" supondría que el país está en una mejor posición para negociar.

Pero el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apuntó que ese no será el caso.

El penúltimo episodio de la crisis griega ha sacudido a los mercados de todo el mundo, mientras los inversionistas se preocupan por las posibles consecuencias del impago de la deuda griega y por su salida del euro — acontecimientos que podrían dar al traste con la frágil recuperación económica global, además de plantear dudas sobre la viabilidad del propio euro en el largo plazo.

El martes por la mañana, el índice EuroStoxx 50 cayó un 0,8% y el DAX alemán perdía un 0,6%, tras alcanzar descensos más acusados en la jornada del lunes. Los mercados estadounidenses tuvieron su peor jornada del año.

En Bruselas, funcionarios europeos dijeron que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, está deseoso de dar a Tsipras una salida a la crisis financiera si acepta las condiciones de los prestamistas sobre el rescate y hace campaña en favor de permanecer en el euro.

Un funcionario de la Unión Europea, que pidió no ser identificado con la sensibilidad de las conversaciones, calificó el acercamiento de "una especie de oferta de último minuto" antes del final de los dos plazos más tarde el martes.

Según esta oferta, Tsipras tendría que escribir a Juncker y a otros líderes europeos diciendo que acepta la oferta que estaba sobre la mesa de negociaciones el pasado fin de semana. También debería cambiar de posición con respecto al referendo del domingo.

Pero parece poco probable que el líder adopte esa postura, con varios funcionarios de su partido de izquierda radical Syriza pidiendo el "no" en diversas intervenciones en radio y televisión.

El propio Tsipras mantuvo su postura desafiante en una entrevista televisada el lunes por la noche y exhortó a los electores que rechacen las exigencias de los acreedores internacionales. Más de 13.000 personas se congregaron en Atenas para apoyar a su gobierno y criticar a los acreedores, a quienes cantaban. "¡Tomen su rescate y váyanse!".

"Les pedimos que rechacen las propuestas con toda las fuerzas de su alma, con el mayor margen posible", declaró Tsipras por televisión.

Para el martes por la noche hay prevista una manifestación de los partidarios del "sí".

En las calles de Atenas, los griegos comenzaban a acostumbrarse a su nueva realidad tras la limitación de capitales. Los pensionistas estuvieron entre los más perjudicados por esta medida, ya que la mayoría de ancianos no dispone de tarjeta de crédito y no pueden acceder a su dinero de ningún modo.

Un día después de que preocupados pensionistas esperasen a la puerta de las oficinas bancarias para conseguir algo de dinero, el ministerio de Finanzas dijo el martes que abrirá unas 1.000 oficinas bancarias en todo el país durante tres días para permitir que los pensionistas sin tarjetas de crédito puedan retirar efectivo. Estas retiradas estarán limitadas a 120 euros por semana, en lugar de los 60 euros diarios que se pueden obtener con las tarjetas.

Mientras, ahorradores enfadados llamaron a las televisoras para informar de que algunos cajeros automáticos de Atenas se habían quedado sin billetes de 20 euros y solo dispensaban los de 50 euros.